Capítulo 2

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Tiara O'Connor 23 de julio del 2003

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Tiara O'Connor
23 de julio del 2003

El chico cuyo nombre no sabía dejó un papelito en mi mano con lo que debe ser su número, le sonrío tímida y un poco sonrojada.

Es lindo, cabello corto, negro y ojos ámbar.

— Aquí tienes si necesitas algo no dudes en llamar— me sonríe y me limito a asentir.

Siento una mirada en mi nuca que si pudiera haría un hueco, me volteo disimuladamente y veo al hombre que hace unos minutos solicitó mi número, me negué pero no cabe duda de que está para comérselo.

Sí, pero control.

Se ve molesto y no me interesa saber el porque, debe de ser alguien importante. Tiene dos guardaespaldas que parecen unos gorilas, realmente dan miedo. A su lado se encuentra un chico parecido a él pero no más guapo. Este me sonríe y le devuelvo el gesto.

Voy a otra mesa viendo que me llaman— Buenas tardes ¿que desea?— pregunto esperando su respuesta para anotarla.

— Mmm... Dos platos de espaguetis con albóndigas y una botella de vino.

Anotó todo lo que me dice.

— En unos minutos estará su pedido.

Asienten y siguen hablando entre ellos. Es una pareja, a veces quisiera tener una, alguien que me proteja y me ayude. Pero Becca dice que es una estupidez y que nadie quiere a una chica como yo.

La ignoro mayormente pero igual me lástima.

Tomo un pedido y lo entrego a una madre y sus chicas, ellas dicen que no quieren ensalada y que se la quitemos del plato.

— Claro en unos segundos les traigo su plato nueva...— su madre levanta su mano y me callo.

— No acaben mi paciencia. Pidieron eso ahora se lo comen.

Las niñas reprochan que no quieren eso, su madre se altera y las abofetea con fuerza.

Las imágenes en mi cabeza pasan como flashes, me pierdo en mis recuerdos, cuando mis padres me golpeaban o a mis hermanas. Me sentía impotente, no podía hacer nada y ellas lloraban con dolor. Ser golpeadas por sus padres no es nada fácil para ellas, solo eran niñas haciendo travesuras de la edad. Me tambaleo pero siento unas manos sosteniendo mi cuerpo antes de que caiga, me estabilizo y me giro para ver de quién se trata. Es uno de los guardaespaldas de aquel hombre , su apellido era Fox si mal no recuerdo. El escolta tiene su cara inexpresiva y se aleja de mí, busco con la mirada a el señor Fox pero no lo encuentro por ninguna parte. Supongo que se haya ido ¿pero por qué dejo a este hombre aquí?

Recojo otros platos de comida y los entrego sin ningún inconveniente. Busco al chico que me dio el papelito y no lo encuentro. Me quedo con su comida en mis manos esperando a que aparezca, quizás solo fue al baño y ahora viene. Luego de unos minutos decido que no volverá y llevo el plato a la cocina explicando lo que sucedió.

Termina mi turno y me quito el uniforme para salir de este lugar. Llamo a un taxi y llega 15 minutos después, me subo y le doy la dirección de mi casa, me bajo y le pago.

Entro a casa y mis hermanas salen corriendo a saludarme, me abrazan con fuerza y besan mis mejillas.

— Hasta que llegas— resopla mi padre, lo miro y dejo una caja de cigarro y la propina que me dejaron.

Subo a mi cuarto, me baño y decido dormir, no tenía hambre pero el sueño me estaba matando.

23 de julio del 2003

La alarma de mi celular suena y bostezo, no quiero hacer nada hoy pero no me queda remedio.

Me levanto con pereza y voy directo al baño, hago mis necesidades y me baño.

Ya luego de a ver desayunado y ayudado a mis hermanas me encuentro en la sala principal del edificio observando la fuerte lluvia y tratando de pensar que soluciones tengo.

Un Maserati negro se aparca delante del edificio, no puedo ver de quién se trata ya que los espejos están blindados. Debe de ser alguien con mucho dinero, ese carro se ve muy costoso.

Se baja el hombre que debe ser el chofer y abre la puerta trasera por dónde baja un hombre con traje, mi centro se hace agua sólo de verlo.

Mientras más se acerca más siento que lo he visto en algún lugar. Se queda parado delante de mí y me detalla disimuladamente, cruzo mis brazos y su mirada va a mis tetas.

— ¿Quieres una foto o un video?— pregunto unos segundos después de que su mirada no se despegara de mi cuerpo.

Se acerca como si yo fuera su presa, su loción masculina llega a mis fosas nasales y casi me le tiro encima solo para olerlo mejor. Se acerca más pero no retrocedo, no le tengo miedo.

Se relame los labios y mis ojos no pierden el movimiento luego retira sus lentes despacio y me sorprendo al ver al mismo hombre del restaurante.

— Hola, bonita. Creo que las 2 me servirían— susurra en mi oído y un jadeo sale de mi boca por su cercanía, la piel se me pone de gallina por su aliento.

Lo empujo y paso por su lado pero me detiene agarrándome con fuerza de mi brazo.

— No hagamos esto más difícil— su mirada se vuelve seria de un momento a otro y ya no queda ningún rastro de diversión—. Te quiero conmigo, y tus hermanas no vivirán en estas condiciones si gustas — dice mirando con asco el edificio—. Vines a vivir conmigo y ellas también vendrán.

— Suélteme, y no, declino su oferta no me voy a ir con usted y mis hermanas tampoco. Además ¿cómo sabe todo eso de mí?

— Yo lo sé todo, bonita hasta tu tipo de sangre— dice y se encoge de hombros. Pero este quien se se cree.

— ¿A si?— lo retó con la mirada—. Entonces dime.

— A+— dice normal como si andar por ahí diciéndole a desconocidos cual es su tipo de sangre fuera algo común.

— ¿Pero... Bueno ya escuchó mi decisión así que se puede marchar.

Me toma por sorpresa cuando me coge de la cintura y me eleva cargándome como a un costal de papas.

— ¡Bájame cavernícolas de mierda!

No parece importarme mis gritos y de la nada aparece otro hombre a nuestro lado tapándonos con un paraguas.

Me remuevo más y eso parece molestarlo porque me llevo un buen azote en mi culo, suelto un chillido de indignación. Le doy golpes en la espalda pero poco parece importarle.

— Joder ya deja de moverte ¿o quieres tu puto culo rojo?— acato su orden y dejo de moverme al instante y parece más relajado.

El Reinado Del Infierno [+18] [Parada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora