Final

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El último día llegó. Al despertar Miyeon le dio, como era de costumbre a estas alturas, a Shuhua su batido de frutas con el supresor triturado. La omega estaba ¿normal? Había despertado bien y no la perseguía por todo el departamento, claro que su olor seguía por todo el lugar. Pero estaba tranquila como en el primer día.

Miyeon llegó a pensar que Yuqi le mintió o exageró respecto al último día de celo, pero todo tuvo más sentido cuando llegó la tarde. Shuhua volaba de fiebre y cólicos, su rostro se encontraba llenó de lágrimas debido al dolor de su celo.

La alfa no sabía qué hacer, probó de todo y nada funcionaba como mimos y paños fríos para la fiebre y parecía que los supresores ya no le hacían efecto. Estaba jodidamente desesperada y sentía que iba a llorar junto a la rubia de la angustia.

—Alfa... —lloriquea tomándola del brazo—. Duele.

Sus ojos estaban dilatados, su entrada no paraba de crear lubricante manchando su ropa interior, lágrimas rodaban por sus mejillas debido al insoportable dolor. Quería a su alfa, quería que la ayude con el dolor, quería que le diera cariño y sentirse protegida en sus brazos.

Miyeon lo sabía, sabía lo que Shuhua quería pues su loba exigía lo mismo. Quería a su omega, quería ayudarla y protegerla, pero no podía, no quería hacerlo con la rubia en ese estado. Joder, no, no podía.

—Shua... no puedo, no quiero hacerlo si tú no estás en tus sentidos —murmura tomándola delicadamente de los hombros.

—¿Alfa no quiere omega? —murmuró con tristeza. Su omega se sentía rechazada.

Miyeon debía admitir que esa era la frase más larga que Shuhua dijo en todo su celo.

—No, no, cosita. Alfa si quiere a omega, alfa quiere mucho a omega —aclara acariciando sus mejillas—. Pero... no quiero cometer un error y que... me termines odiando. No soportaría perderte, Shuhua.

La omega pestañeó un par de veces quedándose callada unos segundos, se acercó más a la pelinegra acariciando su mejilla y labio inferior dulcemente.

—Nunca, mía.

Murmura antes de juntar sus labios, Miyeon soltó un suspiro y simplemente se dejó guiar, abriendo sus piernas y colocándose arriba de ella. La rubia llevó sus manitos hacia la espalda de la más alta y las metió por debajo de su camisa, acariciando su suave piel y metiendo su lengua en su boca intensificando más el beso. Arqueó levemente la espalda cuando sus glúteos fueron apretados y masajeados al antojo de la mayor.

Se separaron con un pequeño chasquido, los labios de ambas se encontraban hinchados y algo húmedos. Miyeon acaricia con cariño la piel pálida de la menor antes de hablar.

—¿Segura que quieres que lo haga, cosita?

Al recibir un asentimiento de la contraria se separó para sostenerse de sus rodillas y quitar su camisa quitándole el aliento a la menor, estiró su brazo hasta la mesa de noche y sacó un preservativo, ahora entendía el mensaje de Yuqi de esta mañana. Mientras se encargaba de besuquear su cuello deslizaba el short y su ropa interior dejándola desnuda debajo suyo, la omega estaba demasiado húmeda por lo tanto no fue muy difícil introducir el primer dedo.

Shuhua gimió y abrió más sus piernas, al ser su último día de celo, y por lo tanto el más fuerte, estaba hipersensible y cualquier toque la hacía gemir como loca y ser jodidamente sumisa. Con apenas unos besos por todo su pecho y dos dedos en su interior sentía que iba a venirse. Acercó su mano a la de Miyeon y quitó sus dedos mientras negaba, no quería eso, quería otra cosa. Al parecer la alfa le entendió y se deshizo de la ropa que le quedaba puesta, una vez con el preservativo puesto comenzó a entrar lentamente para no lastimarla, Shuhua gimió.

cuidando a yeh shuhua; mishuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora