El amanecer en Ruinas [Capitulo 1]

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Hace 13 años...

"Emperador, es el fin. Alemania está en caos y es cuestión de tiempo antes de que Francia y el Reino Unido invadan la capital, junto con los revolucionarios", señala alguien con preocupación.

"Mire, Weimar, debemos pagar por nuestras ambiciones. Lleven a mis hijos a Polonia", ordena el Emperador.

"Sí, mi Emperador", responde Weimar.

Se escuchan pasos, poco a poco se sienten bruscos y llenos de odio. Abren la puerta con fuerza y grita: ¡Padre! -Grita el hombre con fuerza-

"Guillermo, hijo mío, retírate", dice Guillermo II con una voz contundente pero amable.

"Padre, me quedaré a luchar con usted. Si Alemania ha de morir y usted también, estaré con usted para acompañarlo no solo como hijo, sino como príncipe de este país", expresa el príncipe con fervor y tono melancólico.

"Ah, hijo mio, si yo no hubiera sido tan ambicioso, tal vez nosotros no hubiéramos pasado por esto. No, tal vez aún así, esto tenía que pasar. En fin, sobrevive más", casi susurrando dice la última frase antes de ordenar: "¡Guardias!"

"¿¡Papá!?" -Lo dice con exaltación-

"Guillermo, tú y tus hermanos tienen que sobrevivir. Es una orden como jefe de la familia y como tu papá. Vete y sobrevive", con tono serio pero algo carameloso y agradable.

Guillermo ve cómo su patria es invadida, quemada y hecha ruinas. Años después, intenta recuperarla por cuestiones electorales, pero no puede debido a la depresión. Se sumerge en la vida de vicios y el 24 de julio de 1931 nace Freheit Hohenzollern, hijo de una prostituta y de Guillermo III. Se le concede el apellido, pero se le conoce como "El príncipe de Sangre Sucia".

Años después, Guillermo ayuda a Hitler a cambio de restaurar la monarquía cuando esté en la presidencia, pero es engañado y encarcelado, viviendo sus últimos años como "bueno para nada". Muere el 20 de julio de 1939 y el único que está para Velarlo es su hijo Freheit Hohenzollern.

.....

Presente

"Tsk, oye tú, sangre sucia, vete a limpiar; algo sirve para algo", dice un soldado nazi.

"¡Qué idiota!", murmura Freheit.

"¿Qué dijiste, idiota?", pregunta el soldado con tono severo.

"Que eres un idiota, idiota", grita con rabia.

"Ya verás, mocoso", advierte mientras agarra a Freheit.

Le dan una paliza a Freheit mientras le dicen: "Pedazo de mierda, mejor cállate; solo eres un sangre sucia", dice el soldado con odio puro.

"¡Oigan!", exclama una voz desde lejos.

"Tsk, corre, ya viene ella", le dice al otro soldado, y a ti, sangre sucia, tienes suerte de que no podemos matarte por ser prisionero político importante, dice mientras se va, no antes de darle otra vez una patada en el estómago.

"Eres un idiota, Moritz", murmura mientras escupe la sangre, "por eso a Joana no le interesas", agrega en su cabeza.

"Ey, Freheit, te dije que tienes que cuidarte más, no puedes andar de valiente cada que quieras", se calla unos segundos, saca de su mochila un kit de medicina y empieza otra vez con tono severo pero cálido, "puede que ahora seas un prisionero importante, por eso Hitler te anda manteniendo vivo, pero eso no significa que siempre será así". Recapacita lo que dijo e intenta ver si el chico está bien.

"No te preocupes, Joana, realmente no me importa. Igual, tarde o temprano moriré. El maldito de mi padre me trajo y murió como un perdedor. Lo engañó Hitler y tampoco es como si...",- se quiebra pero sigue, "me importara. Igual, el idiota mató a mi madre".

Lo mira con ojos de lástima y dice, "En fin, Freheit, ¡listo! Por cierto, las cosas que me pediste están 'allá'", con tono melancólico.

"¡Gracias, Joana! Por cierto, yo creo que Moritz es un idiota. Mejora tus estándares, no caigas bajo".

No dice nada, pero Joana se muere de la vergüenza e impotencia ante la cruel verdad que dijo el chico.

"Bueno, ¡lápiz y hoja, allá voy!", exclama Freheit con tono alegre.

Sombras De La Libertad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora