El Comienzo del Fin. [Capitulo 3]

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Al día siguiente:

-Oye tú, chico, ven a cuidar los caballos -dice un soldado.

-¡Sí, señor! -responde Freheit con entusiasmo.

El soldado se va, y Freheit pasa 1 hora cuidando el caballo mientras se da cuenta de algo.

-Mmm... actualmente, los soldados que me conocían ya murieron o fueron mandados al frente, y el personal actual es nuevo. Puede que si me paso como un campesino, pueda escapar, ya que hay un camión que va de Inzell (Alemania) a Linz (Austria). El problema es conseguir el traje y el pase del transporte... -piensa en su cabeza.

-¡Ey, tú, mocoso! -dice un soldado rubio mientras le da un puñetazo en la cara-. Te ando hablando desde hace rato, vete a la mierda antes de que te mate.

-Tsk... -se levanta Freheit y se va.

... Vale, lo haré. Estoy harto de este lugar -dice enojado.

Horas después (en la noche):

El problema que tenía es que el chico que me conseguía las cosas fue atrapado, y no tenía el dinero para pagar las cosas, pues estaban muy caras. Por lo tanto, opté por robar tanto el pasaje como la ropa. Ahora bien, el tema es que los turnos son de 12 horas y, a las 12 pm, los dos guardias que vigilaban esa zona se iban, y los guardias que venían para la segunda rotación llegaban 5 minutos tarde. Por lo tanto, si quería irme, tenía que salir tan pronto como se fueran los guardias.

Hice tal cual lo planeé, pero en ese momento nunca había tomado en cuenta de que el "plan" que yo había hecho involucraba humanos, pues el ser humano es el más impredecible.

-Oye, sabes que Mark, creo que se me olvidó el cartucho en la mesa -dice el soldado con firmeza-. Iré a buscarlo, ahí vuelvo.

El soldado estaba buscando en la mesa, y yo me encontraba justamente debajo. Gracias al mantel que cubría la mesa, podía esconderme dentro y que no me viera. El problema era que me faltaban 3 minutos para que los otros dos soldados vinieran. Lo bueno es que había encontrado el cartucho. A los pocos segundos de que se había ido, me acosté en el suelo y me arrastré lo más rápido posible. En ese momento, estaba pensando en sobrevivir, pues si lo hacía, saldría del infierno en el que estoy, pero si no, moriría de verdad. Lo bueno es que aceleré lo suficiente como para llegar a unos arbustos.

Al poco tiempo, llegué a un "pueblo". Estaba muy abandonado. Lo bueno es que era de noche, por lo tanto, me había escabullido en varias casas. Al poco tiempo, había tomado unas prendas y un pasaje. Lo bueno es que tenía una foto mía en ese momento, y el pasaje no tenía foto. Por lo tanto, metí la foto y la pegué. En ese momento, no pensé que ese era el comienzo del fin.

 En ese momento, no pensé que ese era el comienzo del fin

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(Diario de Freheit Página 3 y 4)

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