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°☆ FlashBack: [25 de diciembre, un día después de navidad]

El pequeño niño de cabellos largos y ondulados se encontraba jugando emocionado y muy alegre con su nueva pelota de hule, mientras caminaba felíz de camino a su pequeña, humilde y alejada casa.

La pelota botaba cada vez más alto gracias a la sutil pero constante fuerza que el pequeño azabache ejercía y una melodía suave y dulce tarareaban sus labios, mientras entre pequeños saltitos alegres su camino a casa cada vez se acortaba más y sus ojos iluminados de alegría no se despegaban ni un segundo del entretenido objeto entre sus manos.

Estaba sumamente feliz de qué "Santa" ──Quién ahora sabía que en realidad era su padre── le hubiera regalado lo que tanto anhelaba; Una pelota. No era la más cara o la más fina de todas, pero para él era la mejor, por el simple hecho de que su padre se la hubiera regalado. Dongmin estaba sumamente feliz de tener algo con lo que jugar, pues ya no tendría que ver desde lejos como sus compañeros jugaban al futbol o al básquet mientras lo hacían a un lado o lo menospreciaban por no tener una de ellas.

Ahora él también tenía una para jugar con ellos.

Una sonrisa apareció en su rostro ante ese pensamiento.

Faltaba poco más de una calle para llegar a su destino, asi que el pequeño detuvo su paso para tomar su pelota y apegarla a su cadera abrazandola con sus pequeños brazos, para continúar con su camino a casa entre saltos aún más alegres.

Pero sus planes se vieron frustrados cuando un grupo de cuatro niños, se interpusieron en su camino.

No de nuevo, por favor... ──Pensó angustiado soltando un resoplido cansado al ver al frente a quienes siempre lo molestaban por ser de una familia humilde y no poseer las mismas riquezas que aquellos privilegiados si podían tener.

Odiaba tener que cruzar siempre por aquella calle para asi poder llegar a su casa, y odiaba más aún el hecho de que ellos, sus molestos compañeros de clase, vivieran allí. Sin embargo, esa era la forma más rapida y segura de hacerlo, y también era una forma de evitarle preocupaciones absurdas e innecesarias a su enferma madre quién vivía angustiada por el paradero de su pequeño hijo de tan solo ocho años, quien permanecia fuera de casa deambulando por las peligrosas calles de la ciudad hasta altas horas de la noche.

── ¡Pero miren a quién tenemos por aquí! ──Comentó con deleite el mayor del grupo; Myungjun. Observando con una sonrisa de superioridad al de cabellos oscuros y largos, mientras una gran pelota de básquetball botaba en sus manos de un lado a otro frente a los ojos de éste.

El pequeño azabache sintio una tristeza inundar su pecho y una pequeña decepción albergarse en el, al ver que aquella pelota era mucho más grande y botaba mucho más alto que la suya, la cual era de tamaño estandar y un poco más frágil. Pero sin embargo, decidió no hacerle mucho caso a aquello ya que sabía cuán duro había trabajado su padre para darle aquel anhelado regalo.

── T-Tengo que i-ir a casa... ──Dijo con timidez el pequeño intentando atravezar de manera inútil la barrera humana que hacían los otros cuatro.

── ¿Tan rapido, Lee?, ¿No quieres jugar con nosotros? ──Propuso el menor del grupo nombrado Sanha, acercandose al pequeño y abrazandolo por los hombros, mientras jugaba con su fina y bonita gorra frente a él.

El pequeño Lee agachó la mirada desilusionado al ver que la gorra de edición limitada firmada por su jugador de béisbol favorito, ──la cual había visto en la tienda de ropa cerca de su escuela y por la cual había comenzado a ahorrar──, ya le pertenecía a otro.

My Christmas Gift | Binwoo (TS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora