capítulo 6

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Agg... para suerte la que tengo yo... primero llego atrasada y después encuentro a mi prima a la cual no he visto en no se 3 o 2 años besándose con mi jefe .

Pero bueno lo mejor en estos casos es fingir inocencia o al menos eso me funcionaba cuando me atrapaban agarrando chocolates de la caramelera de la abuela.

-ahh hola Mer, oye nena a los años que no nos vemos – me acerco hasta ellos, que cuando me han visto se han separado y le doy dos besos en la mejilla a mi prima, de reojo veo que el señor Smith me mira con el ceño fruncido.

-pero mírate que guapa estas, me encanta tu...- DIOS NO SE QUE DECIR LA MIRO, LA MIRO Y SUELTO-tu pelo que largo esta.-

Mérida siempre ha sido más esbelta que yo pechos más grandes, más alta, cintura más delgada, un trasero más grande digamos que cuando estoy alado de ella y somos comparadas ella es la como el mural de una catedral y yo como el chicle pegado a esta. No es que me desprecie solo soy realista, además ella siempre ha sido emmm...

¿Cómo se dice?

Emmm...

UNA PUTA.

-reitero que...

- ¿cómo es que se conocen? –La interrumpe el señor Smith, - son amigas, familia.

-familia – digo

-no – responde Mérida casi al mismo tiempo que respondo yo.

Será estúpida esta, como que ¡no!

-¿Qué? según yo, si no recuerdo mal, tu mamá es la hermana de mi mamá y yo te prestaba a mi linda y adorada princesa Luna.

Si las miradas matasen Mérida ya me asesino tres veces.

-bueno, que haces aquí – pregunta Mer de un humor que para que te cuento.

-yo trabajo aquí-so boba añado mentalmente y me imagino cacheteándola.

- ayyy no, es eso cierto Rob - le dice a mi jefe haciéndole pucheros.

- si – responde el señor Smith desde su altura, mirándonos a las dos.

-pero por qué – pregunta Mérida

-eso no te incumbe – le responde secamente el señor Smith y tomándola del brazo la mete, que digo la arrastra dentro de su despacho y cierra la puerta.

-señorita Williams la quiero mañana en mi despacho a primera hora-

-sí señor, hasta mañana señor Smith una buena noche – le digo mirando hacia la puerta.

Y salgo flechada de ahí.

Bajo por las escaleras y casi patino con los tacones, pero es que son mi adicción me gusta comprarlos eso sí, no muy altos.

Me despido de Lizbeth la secretaria y del portero Juan.

AFUERA llueva mares, maldición por que no traje mi sombrilla. Pero bueno nadie ha muerto por mojarse.

Cuando ya solo me faltan unas cuadras para llegar a mi departamento noto una librería

En la vida mis únicas adicciones eran LOS LIBROS, EL CAFÉ, IR DE COMPRAS, Y LOS TACONES.

Así que sin pensarlo entre en la librería, Dios había tantos libros que quería comprar pero hasta mi último sueldo, no podía hacerlo así que solo lleve dos.

Pero por la Santísima Trinidad, ¿puede haber algo más sexy, qué un chico guapo leyendo? , no lo creo.

Me lo acerco disimuladamente, bueno no tan... disimuladamente porque se vira y me dice.

-hola soy Adam, te puedo ayudar en algo -


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