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El reloj marcaba casi las 09:00 p.m. , caminaba dudoso en su apartamento. Bueno, más bien, en el piso superior de aquel edificio.


Era la primera vez que recibiría visitas desde que se mudo de Mumbai a Bengala Occidental para terminar de estudiar en la universidad.

¡Y que visita! Meera Thapar había prometido ir a verlo aquella noche y poder ayudarlo.

La había conocido un par de semanas atrás, en el grupo de autoestima de Mumbai.

Así es, un grupo de autoestima...

Desde Mumbai, él ya se había refugiado en el alcohol y una que otra vez en probar un poco de narcóticos que lo ayudaban a superar su perdida.

Pero estaba cansado de eso. Su padre lo sabía todo, y definitivamente le rogaba que lo dejará. Eran tan cercanos, que el decirle que se embriagaba y drogaba no le era problema.

La muerte de la mujer que ambos más amaban los habían unido y de igual manera les había afectado en gran manera.

Perder una esposa y una madre al mismo tiempo, sin duda había cambiado todo en sus vidas.

Por él y por su propio bien había decidido irse de Mumbai y dejar atrás aquella pena.

El sonido de su celular se escuchó en medio de aquella fría noche. Con rapidez contesto:

- ¿Hello?

- Hola ¿Raj? Ya llegué

- Oh sí. Bajo en un instante.

Se miró con rapidez al espejo una vez más y bajo a abrirle a Meera.

Realmente se sentía nervioso. Raj se consideraba un joven tímido, aunque la universidad y un par de trabajos de medio tiempo lo habían ayudado a desenvolverse un poco, Meera le ponía los nervios de punta.


La admiraba... Tal vez algo más...

Al instante que la miró, le sorprendió sin duda su gran belleza. Era alta, (un poquito más que él), de pelo largo y lacio color castaño, una nariz fina y piel blanca. Era una de las asesoras del grupo de autoestima y había visto su manera de moverse entre las chicas a las que asesoraba.

Era firme, sonriente, decidida, madura. (Por no decir que era 5 años mayor que él) . Pero no le importaba. Raj estaba perdido en Meera. Y lo descubrió al abrir la puerta.

Aquel pantalón pegado y la blusa de tirantes que llevaba puesta, lo dejo en blanco. Nunca la había visto así. Cómo las demás chicas, Meera siempre portaba un sari, pero esta vez sus bellas curvas femeninas se hacían notar.

-¿Puedo pasar?-le pregunto

-Ah, si.-tartamudeo Raj- Pasa, adelante Meera.

Se sentía completamente asustado, no era el mejor lugar para llevar a una chica.
¿Que diría ella de aquel desastre de edificio? O más bien, ¿De aquella pequeñez de hogar?

Una sola habitación donde cocina, sala, comedor y recamara se encontraban juntas. Raj agradecía al cielo que el baño estuviera aparte.

La curiosidad lo invadía de igual manera. ¿Por qué una asesora de chicas del grupo, lo iría a asesorar a él? No sé lo pidió, y realmente no sabía si estaba permitido.

Sin embargo ahí estaban. Cómo si fuera una visita de doctor, Meera saco aquel libro que usaban para el taller de autoayuda. Cómo una profesora a su alumno, ella comenzó a leer y platicar con él sus razones personales por las que había llegado al grupo.

Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora