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Ahora ni en su propia casa se sentía tranquila y cómoda, y ya no lo sentiría. Tener a Raj frente a ella hacia difícil todo su accionar.

Simran luchaba por no verse rara al comer, al beber agua, incluso al sentarse. ¿Por qué? Buscaba lucir impecable ante él. Era una tarea difícil, y ahora tendría que hacerlo todos los días.

Por otra parte, no le agradaba la idea. Le resultaba completamente extraño que su padre aceptará algo así. ¿Cómo era posible que fuera a quedarse ahí?

Habían rentado la habitación anteriormente a jóvenes de la edad de Naina o de Simran, a matrimonios jóvenes o a matrimonios ancianos o de edad adulta. Todos del pueblo. Rentarla a alguien foráneo, un hombre joven... Sabía que Ishir estaba involucrado en aquella situación, y obtendría respuestas sí o sí.

Simran compartía miradas con Sejal, en esos instantes eso era su único refugio de complicidad.

—Y Raj, ¿Te parece que terminando de comer se te muestre la habitación?—preguntó el señor Singh

—Ah, sí muchas gracias señor — contesto vacilante

Raj miró a Simran, quién comía callada y con la mirada baja. Nadie durante esos minutos le había explicado las razones del porqué estaría ahí un tiempo y le sorprendió que al igual que Naina, no soltara ninguna palabra.

—Gracias por permitirme rentar la habitación un tiempo, es de mucha ayuda para mí ahora que mi trabajo cambio de zona

—Ah. No lo menciones—respondió el señor Singh —Es un gusto recibir a un joven trabajador como tú en la casa. Y como dije antes, me alegra que mi hija Simran ya te conozca y así se adapte más fácil

Y Raj realmente esperaba que eso sucediera. No había querido incomodar a nadie, a ninguna familia de hecho. Pero los alquileres estaban muy caros y los Singh le ofrecían comida y alojamiento por mucho menos de lo que un departamento valía.

Al abrirse la oportunidad con el suegro de su mejor amigo, no pensó en otra opción.

— ¿Y no se preocupa por Naina padre?—pregunto Ishir

—Tu llevarás a mi Naina en poco tiempo, ya es otro asunto. Además, la que siempre ha tenido dificultades para hablar con las personas es mi Simran

Simran cerró los ojos soportando la que para ella era humillación. Se preguntaba porque los padres exhiben a los hijos en presencia de personas ajenas.

—Y Raj...—musitó alegre la madre de Kajol—¿Cuántos años dices que tienes?

—26 señora

Sejal no pudo evitar soltar una risa que surgió mientras bebía agua, comenzó a toser para poder fingir.

—Lo siento...—dijo entre el carraspeo

—¿Te burlas mi edad?—preguntó Raj mirándola divertido

—Ah, no, claro que no.. Es qué , no los aparentas bhaee...

—Fingiré que eso crees —le respondió sonriente

Sin duda, la amabilidad de Raj mezclada con su encanto hacia a todos sonreír. Simran tuvo la misma impresión que su amiga, simplemente que ella se quedó sin palabras.

8 años mayor. Raj era 8 años mayor que ella. Y sí, la verdad no sé le notaban, pero aquel número hizo eco en la cabeza de Simran. Ahora sí, era imposible que la considerará algo más que una niña pequeña. 19 y 26 años...





Quiero AmarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora