𝐒𝐀𝐕𝐈𝐎𝐔𝐑; ethan landry

Capítulo Quince

"¡Sé que Danny se fue, pero esto es diferente!" Suplicó Juliet, un paso delante de Ethan mientras miraba a Sam, Tara, Chad y Kirby. Kirby se cruzó de brazos, sin impresionarse, mientras Same arqueó una ceja.

"¿En qué se diferencia esto?" Preguntó la mujer mayor, con la chaqueta pegada a su piel con fuerza mientras se esforzaba por alejar los recuerdos de su adolescencia.

"¡Ethan estuvo allí para todo! ¡Cada vez que me atacaron, o cualquiera de nosotros fue atacado, yo estaba con él! Danny sólo ha estado allí, ¿qué... una vez?" Juliet argumentó, con el ceño fruncido mientras sus manos extendidas en el aire. El chico en cuestión estaba torpemente detrás de ellos, arrastrando los pies contra el suelo. "Sin ofender, Sam. Te quiero".

"También te quiero", silbó la niña mayor, levantando la barbilla mientras sus ojos entrecerrados examinaban a la niña.

"Mira, no quiero hacer un drama innecesario, pero Ethan podría haberme matado millones de veces y aún así él-"

"Déjalo entrar", asintió Tara mientras daba un paso adelante, girando los pies para pararse al lado de la pareja. La cabeza de Ethan se levantó con el ceño fruncido cuando Juliet levantó la suya. "Incluso si él es el asesino, ¿no es esto lo que queremos? ¡No podemos atraparlo si lo dejamos fuera!"

"Ella tiene razón", Chad se encogió de hombros con una inclinación de cabeza y un movimiento rápido de ojos. Julieta frunció el ceño.

"¿Así que ahora escuchas?" Ella señaló con fingida molestia, sus ojos entrecerrados se posaron en los de él mientras intentaba evaluarlo. Él arqueó una ceja y la chica instantáneamente dejó caer los hombros con un suave giro de ojos.

"Déjalo entrar, Kirby", suspiró Sam, cruzándose de brazos mientras se giraba para mirar a la mujer.

"Puedo quedarme aquí afuera si es-"

"Vas a entrar", murmuró Juliet, sin dejar tiempo para que el niño discutiera mientras lo agarraba de la mano y prácticamente lo arrastraba hacia la puerta de metal. Se giró para mirar a Kirby, sus ojos sin emociones taladrando su cabello teñido mientras Ethan forzaba una sonrisa disculpándose. La mujer puso los ojos en blanco, lanzando a Sam una mirada exasperada, antes de arrastrar los pies hacia los adolescentes con un suspiro y abrir la puerta del teatro.

"Gracias, Kirby", Juliet sonrió alegremente, fingiendo sus emociones mientras empujaba a su novio hacia adentro. Tan pronto como se giró, su sonrisa desapareció, provocando una risa en el chico que estaba a su lado.

"No tenías que hacer eso, ¿sabes?" Susurró mientras sus amigos comenzaban a seguirlos al teatro. Continuaron caminando hacia adelante, ocupándose de sus propios asuntos mientras intentaban empujar la sensación desalentadora que les rodeaba hasta la boca del estómago.

"Sí, lo hacía", murmuró, zigzagueando lenta y cuidadosamente entre las vitrinas y estanterías que contenían las máscaras de los asesinos del pasado. "No quiero que estés solo."

Él suspiró, su mano encontró la de ella, mientras la ayudaba a guiarla a través de los casos. Ella fácilmente podría hacerlo sola, él sólo quería una razón para abrazarla. "Yo tampoco quiero que estés sola. No me alejaré de ti, ¿de acuerdo?" Ella lo miró, sus ojos se encontraron y ella sonrió asintiendo. "Lo prometo."

"¿Prometes que cumplirás tu promesa?" Preguntó con una risa alegre, abriendo una puerta que conducía a otra sección del teatro. Él la siguió con una sonrisa.

"Prometo que cumpliré mi promesa", asintió, sus ojos finalmente se desviaron de los de ella mientras se fijaban en la habitación frente a él. Frunció el ceño y su respiración se hizo más profunda mientras sus ojos miraban a su alrededor. "Eh, ¿Julie?" Ella tarareó, continuando dando un paso adelante, sólo para ser empujada hacia atrás por la mano conectada con la suya. "¿Dónde estamos?"

Se detuvo y se dio vuelta para mirar detrás de ella, viendo que el teatro y el resto de sus amigos se habían ido. "Oh, no", murmuró sacudiendo la cabeza, girando la cabeza mientras recorría la habitación, con los ojos vidriosos sobre cada objeto sin importancia que había en los estantes. "No lo sé."

Ethan también se dio la vuelta y se movió para mirar los alrededores con la chica, solo para encontrarse mirando un lugar en particular. "Mierda", maldijo, apretando la mano de la chica, mientras su vista se fijaba en la figura de un asesino encapuchado.

"¡Julie, corre!" Ethan gritó mientras dejaba caer su mano, inclinándose rápidamente para agarrar un tubo de metal que yacía a sus pies. Lo giró detrás de su espalda, observando cómo la figura encapuchada se detenía en sus apresurados pasos mientras parecía inspeccionar la situación. El chico no se atrevió a mirar a la chica que había corrido detrás de él, pero por el pequeño sonido de una puerta cerrándose, supo que ella no había escuchado. "Julie", cantó en voz baja, con la mandíbula tensa mientras sus pies rebotaban en el suelo.

"La promesa", murmuró ella unos pasos detrás de él, con los pies listos para darse la vuelta y correr para salvar su vida. Ethan maldijo una vez más a través de un resoplido de aire antes de sacudirse, levantando la barra de metal aún más.

"Vamos, imbécil. ¿Qué estás esperando?" Gritó, sacudiendo sus hombros mientras su agarre en la barra se hacía más fuerte. Su voz era fuerte, no para proyectar su falsa confianza, o para asustar a la chica detrás de él. No, para alertar a los demás si estaban cerca, si siquiera estaban escuchando.

El asesino inclinó su cabeza como si estuviera bromeando antes de empujarse del suelo una vez más, con el cuchillo levantado sobre su cabeza. Ethan dejó escapar un grito mientras giraba la barra alrededor de su hombro, usando todas sus fuerzas para alejar al asesino de las dos personas nerviosas. Por suerte tenía buena puntería.

El poste chocó con el estómago del asesino, enviándolo a volar al suelo mientras su cuchillo aterrizaba en el otro lado de la habitación. "¡Vamos!" Gritó Juliet, instando al niño a que se diera prisa mientras comenzaba a moverse hacia la puerta. En el camino, el niño se inclinó y agarró el cuchillo del suelo antes de seguir a la niña fuera de la habitación, solo observando al asesino ponerse de pie.

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