ღ;𝗖𝗛𝗔𝗣𝗜𝗧𝗥𝗘 𝗗𝗘𝗨𝗫;ღ

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Las carcajadas de los infantes se escuchaban en el pequeño patio. Por otro lado se encontraba un asustadizo niño tapándose las orejas con ambas manos, intentando evitar escuchar las horripilantes cosas que murmuraban aquella voces, que en ese entonces, aún no estaban en su cabeza, aún estaba de forma humanizada, aún estaba loco.

—¡No tiene madre! ¡No tiene madre! ¡No tiene madre!

Repetían todos al mismo tiempo, al compás del estruendo que los árboles generaban gracias al viento que había en ese momento.

—¿Quién irá a Verte recitar el asqueroso poema que escribiste? Uh, creo que nadie porque no tienes familia.

Su cuerpo tembló, el niño tenía razón.

—¡Claro que tiene familia!—El Pelinegro levantó su cabeza, ilusionado, pensando que alguien en su desastroso mundo gris, lo iba a defender.—Recuerden chicos que aún tiene padre, pero seguramente pronto morira porque es un asqueroso alcohólico.

Su cordura se estaba yendo.

—Cállense, Cállense, Cállense.—Repetia en voz baja.—Deben Callarse, van a Callarse.

Los niños volvían a murmurar entre ellos al notar su estado.

—Oigan, el loco está temblando y murmurando incoherencias, llévenlo al manicomio.

Entonces su cuerpo tembló con más fuerza, su rostro cambió completamente y comenzó a gritar.

—¡Cállense, Cállense m paren.—Se levantó del suelo y gritó con todas sus fuerzas a cada uno de ellos.

Todos se echaron a reír.

—Tráiganle la medicación, le agarró un ataque.

Reían con más fuerza.

—¿Miau?—Un pequeño gatito blanco maulló acercándose a su dueño.

—Oh, pero miren a quien tenemos aquí.

El niño que más lo molestaba, tomó al gatito entre sus brazos, y este de forma inmediata comenzó a lamer sus manos y a buscar mimos de su parte.

—¿Eres igual de idiota que tú maldito dueño?—Susurró.

—¡No lo toques! ¡Por favor, a ella no le hagas nada!

Se desesperó aún más mientras su gatito solo ladeaba la cabeza en su dirección, sin comprender porque su dueño se encontraba tan exaltado.

—¿Miau?—Fue lo último que se oyó antes de que sea lanzada al suelo con fuerza.

Comenzó a maullar del dolor cuando el niño comenzó a pisarla y a patearla, eso era demasiado para un gatito pequeño como ella.

—¡N-no, Por favor, no! ¡Stella!—Intento ir a sacarla de esa horrible situación pero dos niños más grandes que él, lo tomaron del brazo, impidiendo que sus pasos avanzarán.

Solo faltaron segundos para que el asqueroso niño comenzará a saltar encima de ella, ya casi muerta.

Los ojos del Pelinegro se llenaron de lágrimas, ella era la única que lo escuchaba cuando estaba triste, ella era la única a quien mas amaba, era su fiel compañera y ahora estaba siendo asesinada frente a sus narices.

Su pelaje blanco ahora estaba lleno de sangre y tierra.

Él no entendía como un animal tan bueno y manso como ella tenía que morir de esa forma tan grotesca.

Los niños lo soltaron y él calló de rodillas, llorando desconsoladamente al perder al único animalito que tanto quería en el mundo.

—¡La-la mataste.—Gritó una niña, antes también estaba insultando a el rubio pero la mayoría se había asustado al ver al gatito muerto en el suelo, completamente aplastado.

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⏰ Última actualización: Jun 22 ⏰

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