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Hyunjin...

Estoy en los últimos semestres de una licenciatura en educación, salí de un pueblo pequeño en Busan para estudiar en una ciudad grande, con más oportunidades; pero inadvertidamente puse en marcha una serie de pasos que me han llevado a tener una vida sexual completamente diferente a lo que sé que mis padres quisieran para mí. Hice a un lado los sentimentalismos y me dediqué al placer puro y duro, he querido aprovechar al máximo la oportunidad que es no tener supervisión paternal, experimentando cuanta locura he querido y mi cuerpo me ha permitido. Más o menos de un año para acá empecé a esforzarme realmente en el gimnasio, para sentirme aún mejor conmigo mismo.

Mi tía es de mi familia cercana, que somos todos educados de forma tradicional. Algo que la distingue es su atractivo físico, la verdad es que casi todas, si no es que todas, las mujeres en la familia le tienen algún grado de envidia; se ganó la lotería genética, pues tiene piel blanca y tersa, rasgos faciales agradables a la vista, pero sobre todo un cuerpo natural impresionante. Sus medidas deben ser quizás 90-64-94, o algo así, alguna vez la escuché decir en alguna fiesta ya todas borrachas que algo así eran sus medidas, y creo que sí son precisas, y eso que casi no se ejercita. Su hermano mayor es maestro de educación física, y sé que le pasa tips para ejercitarse, pero ella siempre ha sido bastante frágil, se lastima con frecuencia, de la cadera, los tobillos, los hombros, incluso hace como dos años perdió un bebé que esperaba con su marido.

Su esposo, mi tío Changbin, es la envidia de los varones, evidentemente, porque tiene en casa a una mujer espectacular. Él y mi tía son maestros de educación básica; mi tío aparte se dedica a hacer trabajos como plomería y soldaduras, lo cual hace con su padre, tienen un taller y les va bien. Él y mi tía tienen una linda camioneta, viven en casa no muy grande pero bonita, y parecen tener el matrimonio perfecto. A mí siempre se me han hecho raros; él es muy serio siempre, y mi tía tiene un sentido del humor bastante anticuado, dice chistes que sólo a ella y a las señoras de la familia le dan risa. Ellos viven en la misma ciudad que yo, incluso cuando me instalé me dieron tips, pues estudiaron lo mismo que yo, y me orientaron para moverme en la ciudad, pero desde que le agarré la onda a la escuela y a la ciudad, y sobre todo cuando empecé a conocer chicos, dejé de necesitarlos, así que la comunicación con ellos se volvió menor hasta que ya casi no hablábamos. De vez en cuando nos topábamos más recientemente porque mi gym no está muy lejos de su casa, así que ocasionalmente los saludaba a la distancia.

A principios de noviembre del año pasado a mi tía le dieron su nombramiento por lo que tendría que vivir en algún lugar lejos de lunes a viernes, dejando solo a mi tío. Yo pasaba a visitarlo a veces saliendo de entrenar, pero de forma normal, nada morboso, hasta que un día pasé por su casa y lo vi sin playera, subiendo unos fierros y herramientas a su camioneta, la verdad se veía bastante bien, tenía fuertes y musculosos brazos y las venas sobresalían de ellos. Por un segundo desconocí a mi tío, y se me antojó, pero rápidamente capté que esos pensamientos no estaban bien. Lo saludé y seguí mi camino. A partir de ahí intenté verlo todos los días, y ocasionalmente le decía que si me dejaba ir al baño en su casa, porque no me había dado tiempo ir en el gimnasio, lo cual era mentira. A finales de noviembre le dije que las regaderas del gym no servían, les darían mantenimiento una o dos semanas, que si podía bañarme en su casa. Él dijo que sí. Yo quería aprovechar esta oportunidad para dejarlo verme con poca ropa o sin nada.

Los primeros tres días fui completamente respetuoso, no hice nada malo, no intenté nada, para no asustar a mi tío desde el comienzo. Después de eso empecé a dejar la puerta abierta, no cerrar la cortina de la regadera, con la intención de que me viera aunque fuera de reojo. Un día con muchísimos nervios le dije que si podía pasarme mi toalla, que la dejé en mi maleta.

El esposo de mi tía - ChangjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora