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Hyunjin...

Sé que no tenemos un vínculo sanguíneo, pero eso no cambia el hecho de que soy su sobrino y él es mi tío. Después de ese primer encuentro donde me cogió y acabó dos veces en mi boca, evidentemente había una cierta culpabilidad en él, la cual afortunadamente para los dos no duró mucho. Hablamos y yo le dije que no tenía que preocuparse, que yo no le diría nada a mi tía, ni intentaría chantajearlo después con eso, que yo no soy así, y él me dijo que lo que hicimos no estaba bien, pero que le había gustado mucho y que en los dos días que no nos hablamos él había pensado mucho en mí, en mi cuerpo, en la forma tan apasionada en que chupé su pene, lo caliente y apretado de mi coño, que lo había hecho sentir como nunca. Esa conversación telefónica lo único que estaba logrando era ponernos calientes a los dos otra vez.

Ya era viernes, por lo que no había manera de vernos porque mi tía llega ese día, y se va los domingos, a veces a las cinco, a veces antes. Decidimos que para no levantar sospechas no nos hablaríamos ni por mensajes, ni llamadas, ni nada, mientras ella estuviera en casa, y que cuando ya no hubiera peligro él me escribiría primero. Ambos sabíamos que no teníamos mucho tiempo, pues yo ya había salido de vacaciones y mis papás pronto preguntarían por qué no me había ido ya a casa con ellos, y mi tía estaba próxima a volver también ya para quedarse de vacaciones. Básicamente teníamos unos días más para vernos y después no nos veríamos por casi dos meses, así que debíamos aprovechar el poco tiempo que teníamos disponible, y ambos teníamos muchos deseos de vernos. Mi autobús saldría el miércoles a las siete pm, o sea que teníamos domingo, lunes, martes y parte del miércoles nada más.

El domingo me escribió "Ya se fue, ven a la casa". Yo estaba muy nervioso. En la tarde empecé a prepararme. Depilé mi coño, seleccioné un par de sets de lencería, un paquete de condones, puse ambas cosas en mi mochila (para simular que iba a su casa a ver cosas de la universidad), y como a las seis y media llegué a su casa, con ropa normal, una playera con estampado, pantalón de mezclilla, tenis, mi cabello amarrado y con poco maquillaje. Entré a su casa y mi corazón latía a mil por hora, parecía como si fuera a tener sexo por primera vez. Me recibió normal, nos pusimos a platicar un rato en su cocina/comedor. Me ofreció algo de alcohol, yo creo que para ambos poder relajarnos un poco más, y de verdad que eso ayuda.

Yo estaba sentado en uno de sus asientos que son así tipo para bar, un poco más alto que una silla normal, y él estaba de pie del otro lado de la barra. Platicamos de cosas normales y poco a poco la conversación fue dirigiéndose hacia lo sexual. Me preguntó que con cuántos hombres me había acostado hasta ese momento, le dije que él era el séptimo; le pregunté con cuántas lo había hecho él, me dijo que, con tres antes de mi tía, luego mi tía y luego yo. Le expliqué que llegué a la ciudad y me convertí en una puta, porque basándome en lo que viven mis demás tías y muchos amigos de la facultad, enamorarse ciegamente de un hombre usualmente termina mal, que conocía muchas personas miserables, y que yo prefería usar a los hombres para satisfacer mis antojos de sexo y nada más. Me dijo que él no me iba a juzgar, que después de todo estaba siendo infiel,

¿Con qué autoridad me juzgaría?

"Entonces, jinnie, ¿Te gustó lo que hicimos la vez pasada?", me preguntó él, refiriéndose evidentemente al encuentro adúltero, casi incestuoso que tuvimos días antes.

"Sí, y mucho", le respondí.

"¿Por eso viniste?,¿Quieres más?", preguntó.

"Pues sí...es lo que me interesa de ti. La vez pasada tú también me hiciste sentir cosas que no había sentido antes, y por eso quiero que se repita", le dije.

"Está bien, yo también quiero que se repita", dijo y se paró detrás de mí, abrazándome suavemente por atrás, poniendo sus manos en mis pechos. Respiré hondo y empecé a dejarme llevar. Sus manos recorrían mi cuerpo, y luego comenzó a besarme el cuello, lo cual me gusta mucho. Se pasaba de un lado de mi cuello al otro, sin dejar de acariciarme con sus manos, me sacaba grandes suspiros. Retiró mi playera, y empezó a meter sus manos en mi sostén, no tardé en desabotonarlo. Sus manos tocaban mis pechos con gran habilidad, los tocaba y luego jugaba con mis pezones que se ponían cada vez más duros.

El esposo de mi tía - ChangjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora