En el vasto universo de High School DxD, Zeus, el patriarca de los dioses olímpicos, se encontraba sumido en una preocupación profunda a raíz de un sueño recurrente que lo atormentaba sin piedad.
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En este sueño inquietante, la facción olímpica, su reino divino, era erradicada por completo, desencadenando en él una inquietud palpable y una necesidad apremiante de entender y evitar ese futuro sombrío que se cernía sobre él.
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La oscuridad de sus pesadillas llevó a Zeus a buscar respuestas y consejo, y no encontró un interlocutor más indicado que su HIja Athenea, diosa de la sabiduría. En una conversación en las alturas del Monte Olimpo, Zeus compartió sus preocupaciones con Athenea, buscando la claridad que necesitaba.
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Zeus, frunciendo el ceño, expresó su angustia:
Zeus: "Athenea, he tenido un sueño perturbador. La facción olímpica es exterminada, y siento que debemos tomar medidas para evitar ese sombrío futuro."
Athenea, mirando a Zeus con seriedad, respondió:
Athenea: "Zeus, no puedo entender el significado de tus sueños, pero podría tratarse de visiones del futuro. Debemos ser precavidos."
La preocupación se reflejaba en los rostros de los dioses mientras contemplaban el oscuro presagio. A medida que el tiempo avanzaba, Zeus continuaba experimentando esas pesadillas, lo que lo llevó a tomar una decisión drástica: convocar a sus hermanos, Poseidón y Hades, para discutir la situación.
