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1453- La caida de Constantinopla

Para la Tierra, la vida y el tiempo son un concepto que ya no tienen el mismo significado que tenían cuando era un planeta inhabitable que pasaba sus días con su amada. Cortesía de sus humanos y su continúa evolución.

Sabe que la vida dentro de el se rige mediante ciclos, nada dura para siempre y inevitablemente todo lo que sube tiene que bajar. El es conciente de esto, el mismo lo a experimentado en el largo proceso de convertirse en un planeta habitable pero sus terribolas parecen llevar esto a un nivel más extremo.

A lo largo de su vida, en la línea de tiempo que ha creado la humanidad a visto a miles de civilizaciones nacer y morir con el paso del tiempo. Aún recuerda con nostalgia el primer grupo de humanos, una era que parece tan lejana.

Para el fueron solo unos años, para sus terribolas fueron más de un milenio.

Hubo un tiempo en particular donde aún existía Constantinopla en que la Tierra paso gran parte de su tiempo observando a sus terribolas.

A el le gustaba esa ciudad en particular, la grandeza y brillantes del imperio al que pertenecia siempre emocionó su núcleo, para el era un ejemplo de lo que eran sus terribolas. Seres capaces de sobrevivir a la dura naturaleza y dominarla para vivir en armonía con otros de su misma especie.

Era un ejemplo de poder, orgullo y del ciclo al que están sometidos.

Tan gloriosa e imponente como se forjo cayó bajo manos enemigas muy rápido, tirando a la basura las décadas de arduo que el contempló con tanto entusiasmo. Fue aterrador.

Un final tan amargo y ciertamente agridulce para el planeta rocoso lo dejo decaído durante días, eran este tipo de caidas las que lo hacían cuestionar cosas que ninguno otro planeta debería. Muchas horas paso preguntándose cuando se acercaría su final, como sería su muerte y como reaccionarán los demás a su alrededor.

Constantinopla fue conquistada y rebautizada con otro nombre que dejo sepultado su antigua gloria, marcando el fin de una Era y el inicio de otra.

Se pregunta Tierra ¿Que pasaría si uno de sus vecinos desarrolla vida como el?, ¿Sus humanos aún existirían para entonces?, ¿Lo abandonarían y lo cambiarían por otro planeta?.

¿Sería el mismo como Constantinopla, tan majestuoso en antaño y tan lamentable e moribundo en el futuro? La pregunta lo hace estremecer.

«Eso es imposible» piensa un día. «Ellos no me harían eso, soy su hogar, su mundo, su todo.»

«Pero...»

La duda está ahí, pesada y sofocante ante la posibilidad de que escenario se haga realidad.

Porque en el fondo la Tierra se siente como Constantinopla y las otras civilizaciones, existió para brillar, para marcar una Era en el universo con su maravillosa creación. Pero al igual que aquella ciudad, quedará sepultado en el olvidó y nadie lo recordará.

El nombre que una vez lo represento no significará nada, no tendrá valor ni importancia como una vez lo tuvo. El no será nada, Tierra quiere llorar.