━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐗𝐈. ❜

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— ¡Nuvia! ¿Comiste? —

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— ¡Nuvia! ¿Comiste? —

— Vaya. Hola, Abril. — La chica en cuestión le dedicó una pequeña sonrisa desde su posición al final de la cama del hospital, tomando notas en su libreta. La de mechones rubios cerró la puerta detrás de ella, dejando caer su bolsa de plástico con comida para llevar en una mesa de café cercana. Acercándose a ella, se detuvo a su lado y miró a la chica tendida en la cama. 

—¿Como esta Samy? —

Nuvia nunca había sabido cómo responder adecuadamente a esa pregunta. Por cada día del año pasado, Abril no dejaba de preguntar cada vez que venía, y Millaray tuvo que luchar para idear una alternativa diferente de la misma respuesta cada vez. ''Aún no hay signos de mejora, pero sigue estable, sigue viva.'' Era la respuesta más frecuente.

— Está bien, como siempre. Nada va mal, así que son buenas noticias. — Trató de hacerlo girar de una manera que aliviara a la muchacha. Instantáneamente, funcionó, porque Abril dejó escapar un suspiro de alivio.

— Eso es bueno. Samy, ¿escuchaste eso? No tienes permitido morir. Hasta el mismo Dios lo prohíbe. Tienes que estar atrapada conmigo por el resto de tu vida, ¿recuerdas? Tú lo dijiste primero, no yo. —

Divagando, la niña mayor fue a dejarse caer en la silla junto a la cama, dejando caer su mochila a sus pies. Todavía vestía su uniforme escolar, lo que indicaba que había venido aquí inmediatamente después de clase, lo que casi siempre había sido el caso todos los días durante el último año, señaló Millaray.

Sacando la mesa de comida incorporada de la cama del hospital, Abril la giró àra dejar caer un cuaderno encima. — Traje mi tarea de matemáticas, otra vez. Siempre has sido mejor en matemáticas que yo, así que también debes ayudarme esta vez, ¿de acuerdo? Solo obtuve una C la última vez. — Rio un poco para después proseguir. — Sigues siendo mala como siempre, Samy. ¿Miedo de obtener una calificación más alta? Pft. —

Nuvia ya estaba acostumbrada a que la más baja hiciera este tipo de conversación, pero cada vez todavía le dolía como la primera. No tenía idea de cómo Abril aún podía mantenerse tan positiva después de un año sólido. Debieron ser muy cercanas.

Charlando, Abril comenzó con su tarea mientras Nuvia terminaba de ajustar las entradas de los tubos intravenosos de Samantha. — Nuvia, ¿no tienes tarea también? — La muchacha le estaba hablando ahora cuando estaba a punto de salir, así que se volvió hacia ella. — Ah... si, en realidad si tengo. — Millaray respondió tímidamente.

Una brillante sonrisa levantó todo el rostro de Abril. — ¡Tráela, trabajemos juntas en eso! Además, esa comida para llevar es para ti, así que mejor te la comes antes de que se enfríe. O me enfadaré. —

Millaray sólo pudo ofrecerle una sonrisa amable y un asentimiento manso. — Gracias, Abril. En ese caso, vuelvo enseguida. —

Las siguientes horas pasaron con Abril ocasionalmente gruñendo de frustración por sus ecuaciones de álgebra, Millaray riendo suavemente mientras ofrecía la mínima ayuda que podía mientras comía su sopa de tomate, y la niña mayor divagando sobre los tediosos detalles de sus días escolares a Samantha. Millaray hacía tiempo que había terminado su tarea de historia; nunca supo lo que era luchar académicamente, a lo que Abril se quejó envidiosamente. — Eres demasiado inteligente, es injusto. —

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐏𝐀𝐏𝐄𝐑 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓𝐒. ❜Donde viven las historias. Descúbrelo ahora