Cap 5- diversión por las venas

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Sentía el sudor recorrer mi blanquecina frente.

No sabía si eran los efectos de la margarita o por el lindo pero malévolo chico que tenía enfrente que me estaba poniendo de los nervios.

Nunca vi a alguien ser tan bueno en algo de pura suerte como era el póker.

Sin embargo, la segunda partida la gané yo, pero ni se sentía una victoria porque a mi parecer él me había dejado ganar.

El crupier volvió a repartir cinco cartas a cada uno.

En la anterior partida yo había ganado con una escalera y me había llevado dos naranjas y dos azules. No está mal ya que voy a la delantera. 

Vi a San tirar dos fichas negras al centro de la mesa y sentí como el alma abandonaba mi cuerpo.

-Señor Jung, ¿la iguala, la sube o se retira? - Me presionó el crupier, mirándome atento.

Aunque no tuviera un gran porcentaje a mi favor, decidí igualarla.

Igualé la apuesta aunque en mis ojos solo conseguía reflejar el miedo.

Ninguno de los dos subió la apuesta antes de descartar.

-Bien, darme las cartas que queréis cambiar. - Dijo poco después.

Le di tres de las mías, rogando para conseguir una escalera de color.

San le dio una de las suyas, cambiando su mueca divertida a una cara completamente seria.

¿Será que tengo la oportunidad de ganar?

El crupier nos repartió las cartas que nos faltaban.

-Antes de enseñar nuestras manos - Interrumpio el que tenía una mecha - me gustaría pedir que no te exaltes.

¿Será porque voy a ganar?

Sonreí. Sonreí dejando que la diversión y alivio recorrieran todo mi cuerpo como una droga.

Una droga que se sentía deliciosa.

-Bien. Mostrar vuestras cartas en 3... 2... 1..

Tiré mis cartas descubiertas a la mesa de color verdoso.

-Escalera de color. - Dije feliz, sonriendo por ver la victoria.

O, bueno, una victoria imaginaria.

-Escalera real. - Dijo San, tirando sus cartas y sonriendo burlón mientras se acababa su gustoso mojito.

-¿¡Una escalera real!? - Grité yo removiendo las cartas del contrario para ver si había algún fallo o algo. Pero no. Eran el as, el rey, la reina, la sota y el diez de corazones.

Una escalera real, la escalera más difícil de conseguir en todo el juego.

Ahora solo sentía el amargo sabor de la derrota.

Caí en mi silla con la mirada algo perdida.

-En total serían unos seis cientos. - Dijo San, levantándose de su silla y cogiendo una de las fichas con sus grandes manos.

Por alguna razón, un extraño cosquilleo se hizo presente en mi abdomen, haciendo que automáticamente un ruidoso sonido saliera de mi boca.

Las caras confundidas no tardaron en presentarse cuando había empezado a reírme.

-¿Por que te ries? - Me preguntó confundido.

-Porque está claro que lo que buscas no es dinero. - Le contesté mirándole profundamente.

Vi cómo a pasos lentos él se iba acercando, mirándome con la misma intensidad con la que yo lo hacía.

-¿Según tu que es lo que quiero? - San se agachó a mi lado.

Nuestras caras quedaron a escasos centímetros la una de la otra.

-Me quieres a mi. 

Outlaw- WoosanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora