Capítulo IV. Ojos y sigilos bajo la sombra de los secretos

1.5K 108 37
                                    

El despacho de Henry siempre me ha parecido la única habitación con algo de vida en este lugar tan monótono. Probablemente, porque el color de su pared difiere del aburrido blanco que luce en el resto de los ambientes o, tal vez, por el inmenso estante plagado de libros de psicología que cubre una de las paredes. Aunque, ahora que lo pienso mejor, debe ser debido a las dos plantas que decoran las esquinas. Lo cierto es que es uno de mis lugares favoritos, a pesar de que detesto tener que abrir mis pensamientos y sentimientos a la atenta mirada del hombre que tengo delante.

—¿Cómo te sientes hoy, Nahbi? —me pregunta Henry.

—Increíble... —digo.

—¿Qué fue lo que hablamos sobre el sarcasmo?

—Solo quiero irme, ya quiero ir a la base —me quejo.

Luego de cuatro años viviendo aquí, no necesito más.

—No sin antes terminar esta sesión... —me recrimina y yo suspiro. La ansiedad me está matando.

—Bieeen —bufo y me acomodo en el sofá—. Me siento ansiosa, me siento desolada, con miedo, pero con ganas de irme ya. Necesito ver otra cosa que nos sean las malditas palmeras de esta isla. Necesito gente, no me mal entiendas, pero estoy harta de escucharte solo a ti y a Nyx, los otros maestros no son buena compañía y ya quiero rajarme. ¿Mejor?

—Esa es la sinceridad que necesito... —sonríe él, satisfecho—. Me alegra que estés con ganas de ir a la base. Han sido años intensos. Además, hoy cumples diez y nueve años, ¿cómo te hace sentir eso?

—Supongo que bien... —La verdad es que no me importa— ¿Henry, esta sesión en serio es necesaria?

—Mucho, es el cierre de tu etapa de aprendiz, ahora pasas a ser agente... y debes estar lista para ello.

—¿Va a ser una charla paternalista?

—No te creas tan importante... pero muy probablemente lo sea —se ríe—. Has culminado con honores tus estudios. Es lo que querías, ¿no?

—Con todo mi corazón.

Anota algo en su tableta, antes de volver a hablar:

—Quedaste en el programa Cero, ¿verdad? —pregunta, mientras sigue anotando—. He recibido tu informe, creaste una IA de alta funcionalidad. Interesante, no me lo habías comentado nunca.

—No sabía que debía...

—No, no debes, pero como hay mucha pasión en tu informe final, creí que era importante que hablemos de ello.

—¡Qué decirle, doc! Estoy orgullosa de mi bebé. Dije que iba a ser la mejor y lo soy.

—¿Aún con miras de derrotar a ese chico?

—Pfff ¿No cree que hay cosas más importantes? —Me acomodo en el sofá y miro a través de la ventana.

—Nahbi... —su ceja está levantada y sus anteojos en la punta de su nariz.

—¡Si! —admito, emocionada—. Y espero que se haya enterado de que soy la mejor...

—Lo sabe... todos reciben el informe general de los estudiantes, y a eso voy... De tu generación, él se recibe con honores en formación estratégica y manejo de armas, así como en artes marciales y defensa personal... ¿Eso te afecta en algo?

La noticia me cae encima como un balde de agua helada. Sabía que él no sería un contrincante fácil, por eso me preparé con muchísimo ahínco durante todo este tiempo, pero no pensé que llegara a tener tanto mérito.

—No —miento—. Yo también tengo honores.

—Sin embargo, él tiene una calificación más alta.

Tu nombre no importaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora