«Piensa en ti»

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-Sali corriendo de allí y me escondí detrás de un árbol de nuevo hasta que el señor simplemente se fue.

Salí de mi escondite y me dirigí a la salida, al llegar fuera me metí por un callejón y tome el camión como todos los días, llegué a un local bastante grande, pero viejo, entre con cuidado y me acerque a la secretaria del lugar .

-Buenas tardes..- dije tímida mientras miraba el piso..

-Hola, buenas tardes, en qué puedo ayudarte pequeña?.- De nuevo ese apodo..pero, no se siente igual, la voz de aquel hombre era suave y melodiosa pero a la vez firme y autoritaria, en cambio, la voz de esta mujer era carrasposa y cansada.

-Niña? Estás bien?.- me preguntó sacándome de mis pensamientos.

-ah! Si si...yo...se encuentra el señor Daniel?..- dije casi en un susurro.

-De parte?.- preguntó no muy convencida.

- De parte de Melany.. Melany Anderson..- en cuanto termine de decir aquello se escuchó la puerta ser abierta, por ella apareció un hombre alto, cabello rubio, ojos verdes y gran musculatura.

-Mel? Que haces aquí?.- preguntó con suavidad.

-Yo..vine a visitarte.- dije un poco más tranquila, por qué el me daba confianza.- quería preguntarte algo..- dije está vez más tímida.

El dió un suspiro, quizás ya sabía a qué iba, luego empezó a caminar mientras me hacía señas de que lo siguiera.

Llegamos a lo que me imagino era su oficina y me hizo sentarme.

-Bien, Dime por qué estás aquí, Melany, sin rodeos.- Cuando me dijo eso me puse muy nerviosa.

-bueno yo...es que... Necesito....- boquee sin saber que decir, pues temia que me dijera que no y me echara para siempre.

-Melany, sin rodeos, suéltalo y ya está.- Dijo mirándome directo a los ojos, casi viendo mi alma .

-Necesito trabajo, mi padre fue despedido.- de nuevo.- y aún tenemos que pagar algunas cosas.- dije bajito.

-Melany, cariño.- me dijo mientras se levantaba de su asiento.- no puedes trabajar , tienes 14 años, no 17 ni 20, tu padre es el que debe poner cartas en el asunto, no tu.- dijo firme

-Lo se...pero quiero ayudar.- dije con la cabeza baja.

-pero no es la manera.- se acercó a mi y levanto mi barbilla.- puedes ayudar cuidando de ti, y esforzándote en la escuela.- se levantó y fue a su escritorio.

-esta bien, gracias Daniel, ya me voy..Hasta pronto.- Me levanté y tome mis cosas.

-De acuerdo pequeña , cuídate.- salí de su oficina, me despedí de la secretaria y salí del establecimiento, eran alrededor de las 6 , y a esa hora no pasaba ningún camión.
Así que tuve que irme caminando a mi casa.

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