🌑 | 𝐑𝐮𝐭𝐢𝐧𝐚 𝐧𝐨𝐜𝐭𝐮𝐫𝐧𝐚.

1K 108 1
                                    

Shū puede vislumbrar por el rabillo de sus ojos un montón de figuras conocidas moviéndose de un lado a otro por la sala, sus auriculares apenas y dejan lugar para sonidos exteriores, así que lo que posiblemente sean gritos de sus hermanastros tan solo suenan como murmullos lejanos. Unos segundos después pudo sentir una mano en su hombro sacudiéndolo, indicando que era hora de ir a la Academia una vez más.

Hace todo lo posible para levantar su cuerpo del sofá, se quita su audífono izquierdo para escuchar mejor la voz de su niñero regañando por quizás octava vez en el día a alguien, los ojos de Shū se abren levemente para ver mejor la situación actual. Ohara tiene sus cejas enarcadas y los brazos cruzados, observando fijamente a Ayato de manera seria.

──Por ultima vez, Ayato, ponte bien el uniforme ─Ohara hizo una pausa para regañar a Ayato con la mirada. ── vas a la escuela, no a un prostíbulo.

Shū puede ver perfectamente como la expresión de Ayato se irrita de manera tenue ante las palabras de Ohara, pero igualmente hace caso omiso a la orden y sube las escaleras del vestíbulo con un gruñido, dejando atrás a su niñero quien suspira y cierra sus ojos, sosteniendo entre sus dedos el puente de su nariz, hasta mirar a Shū y sonreír de manera casi imperceptible.

────Ah, que bien, ya despertaste, la limusina estará aquí en unos minutos, haz lo que tengas que hacer mientras tanto.

Shū asiente de manera lenta sin intenciones de moverse del sofá en el que está sentando a pesar de la sugerencia, Ohara no dice nada más y se aleja con un grito escaleras arriba, seguramente buscando a alguno de los otros chicos que están dispersos por la mansión.

La mirada de Shū se dirige al sofá individual de al lado, donde se encuentra su hermano, Reiji, acomodándose los lentes con el dedo índice con sus ojos cerrados al completo, en su rostro hay una gran cantidad de estrés acumulado, su frente se arruga mientras suspira también. Sin saber que hacer durante este tiempo, Shū vuelve a cerrar sus ojos y apoya su brazo en el respaldo del sofá negro, con su mano libre vuelve a colocar su auricular caído en su oreja.

En una esquina de la habitación está Subaru, cruzado de piernas con las manos en los bolsillos de su chaqueta, ignorando el caos a su alrededor, sus ojos están fijos en sus propios pies como si fuera lo más interesante del mundo. Todo parece estar tranquilo en la sala de estar hasta que se logra escuchar un grito de Ohara en el piso de arriba, Reiji suelta un suspiro exasperado mientras se levanta del sofá y comienza a caminar hacia las escaleras, deteniéndose en el primer escalón.

────¿Pasa algo malo, señor Ohara? ──Reiji pregunta, acomodando nuevamente sus lentes.

Reiji pregunta con frustración ante el repentino ruido entre todo el silencio, Ohara aparece de uno de los múltiples pasillos de la mansión con sus cejas enarcadas y sus grandes ojos azules brillando con toda la frustración del mundo, su nariz se arruga mientras sujeta el barandal de la escalera con ambas manos y comienza a intentar sacudirlo, observando a Reiji con un rostro decaído, pero sus ojos solo pueden admirar a Reiji como si fuera un angelito entre demonios sin neuronas.

────Ustedes tres son los únicos decentes de esta casa, Reiji, eso pasa.

Reiji no sabe si responder o no a las palabras raramente halagadoras de su niñero, pero al final decide aclararse la garganta sabiendo perfectamente que esto se solucionaría en un abrir y cerrar de ojos como siempre ocurría todas las mañanas, Ohara continúa observando hacia Reiji con los ojos entrecerrados antes de dignarse a suspirar y alzar una de sus manos, apuntando a los tres hermanos presentes en el piso de abajo para hacer un recuento. Finalmente, uno de los hermanos parece haber escuchado el grito de desesperación de su niñero y en un acto de obligada bondad baja las escaleras de mala gana con su predilecto oso de peluche siniestro abrazado contra su pecho.

𝐈𝐍𝐕𝐈𝐍𝐂𝐈𝐁𝐋𝐄 | 𝗗𝗜𝗔𝗕𝗢𝗟𝗜𝗞 𝗟𝗢𝗩𝗘𝗥𝗦.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora