capitulo 2

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El entrenamiento era el mismo todos los días, obstáculos que saltar, pruebas para potenciar nuestras habilidades, enfrentamientos, y en este momento me enfrentaría a Leonel, un recluta muy conocido por ser de los que mejor controlaban su don, era de la clase b, yo era clase d, la b era mejor que la mía, en muy pocas ocasiones nos encontrábamos con otras clases.

Y para mí malá suerte, está sería de esas ocasiones.

-¿Estan listos?- el general Bernal parecía casi querer sonreír al meterme en este enfrentamiento, el muy maldito sabía que me llevaría una paliza-¡Comiencen!

Pasaron segundos en el que ninguno hizo ningun movimiento, y después todo fue muy rápido.

Intenté dar un golpe directo, Leonel no tuvo problema en esquivarlo, lance un segundo golpe con la otra mano, apenas había lanzado el segundo golpe cuando sentí que enganchaba mi mano en su antebrazo, intenté sacarlo pero apenas lo intente me jalo hacia el frente dándome un golpe en la cara, para después sentir la cara paralizada.

Ni si quiera sentía la cara.

Mierda.

Dolía, y dolía mucho.

Del dolor me tiré sobre el piso, después intente incorporarme pero sentí una patada en el estómago, paso su mano sobre mi pecho y de la nada ya no estaba en el piso, su habilidad era flotar, podía levantar lo que quería con solo tocarlo y mandarlo a la dirección que quería, y en esa situación yo era lo que mandaría a la dirección que quisiera.

-debes mejorar o siempre será el mismo resultado-fue todo lo que dijo, para después de un breve movimiento arrojarme al suelo, fuera de la arena.

Desde el suelo, casi inconciente, pude verlo, era un tipo alto, pelo negro como la noche, ojos negros,rasgos no tan definidos, flaco, y ese tipo, ese tipo me acababa de dar una paliza de antología.

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Desperté en enfermería, Adriel estaba a mi lado, abrió mucho los ojos cuando vio que desperté.

-¿Que ha pasado?-pregunte, aunque creo que ya sabía la respuesta

-¿Que ha pasado?, ¿enserio?, es por lo única que se te ocurre preguntar después de semejante golpiza que te has llevado-me dijo con voz aguda-paso que te desmayaste, hijo mío, por si no te habías dado cuenta, hey, pero ya miraste que buen amigo soy , mírame, aquí estoy contigo.

Me quedé pensando un momento y se me vino una idea a la cabeza por la cual se quedó.

-¿Seguro que no fue solo una excusa para saltarte el entrenamiento?- pregunté levantando una ceja, el enrojeció de pies a cabeza.

-¡Que¡, ¿Cómo podrías pensar algo así de mi?-me gritó con una cara de indignación total- ¡Que eres un pésimo amigo!, que lo sepas, me voy.

Y sin decir nada más se fue, le pille la mentira, obviamente lo hizo para saltarse el entrenamiento.

Pasaron unos minutos hasta que un enfermero entro a la habitación, me escaneo con la mirada, para después estirar su mano en mi dirección, abriendo su puño y dejandome ver pastillas y pomadas.

- otra ves tu eh-sonrio de lado- ten, esto ayudará con el dolor, el doctor con su habilidad te ha quitado el golpe físico, el dolor no lo puede quitar su habilidad-estire mis manos y tome las pastillas y podamas- procura tomarte una cada mañana y las pomada son por cualquier inflamación-se quedó pensativo por unos segundos- a veces no le hayo sentido a la habilidad del doctor-suspiro-te puedes marchar.

El mundo es tuyoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora