Beth está esperando.

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Beth era una niña demasiado traviesa se podría decir, iba de un lado al otro saltando entre charcos en la lluvia y recogiendo pequeñas piedras que llevaría a casa solo para adornar su escritorio.

No era la niña con más amigos de su clase pero era la que más se divertía con tan poco (Era cierto que a veces hacía malas caras cuando veía a sus compañeros con una consola nueva pero se olvidaba casi al segundo con una distracción nueva), saltaba por ahí, rayaba por todas partes con sus crayolas de colores como si el mundo fuera un lienzo inmenso.

Pero.

No todo puede ser felicidad, ser un niño no te hace inmune a las tristezas ni al dolor, lamentablemente.

Una noche Beth estaba yéndose a dormir hasta que escuchó una gran discusión, las voces de sus padres la hicieron saltar de la cama. En ese preciso momento no sabia que pasaba, solo oía las voces de su familiar dar gritos.

No le importó el miedo que le tenía a la oscuridad, ella era la "Gran Beth, defensora de Froopyland", entonces, armada de valor y con su peluche de oso preferido salió de su habitación en puntillas de manera sigilosa y pegada a la pared veía a sus padres.

Su madre estaba sentada en una silla del comedor y hablaba de forma calmada aun que Beth podía notar que aguantaba las ganas de llorar, su voz se quebraba y se aclaraba la garganta para continuar hablando, no tenía una expresión de tristeza ni de enojo, parecía cansada.

En cambio, su padre caminaba de lado a lado acomodándose el cabello azul, tenía una expresión que Beth jamás vio en su rostro: Furia, apuntaba y alzaba los brazos cuando hablaba.

Ni siquiera se daba cuenta de lo que decían ni del porque discutían, solo veía a lo lejos sus caras, sus movimientos bruscos.

La discusión paro en algún momento, no sabia si habían pasando minutos u horas de ver a sus padres pelear, pero pararon de hablar. Beth no se movió de su lugar.

-Estoy cansado, Diane, cansado de todo.

Solo oyó eso, su madre no respondió nada solo se quedó mirándolo con decepción.

Apretó su peluche más a ella sin entender que iba a pasar a continuación, solo había un presentimiento extraño, algo que no sabia identificar pero ¿Qué podría saber una niña de tres años?

-Iré a dormir, Richard, por favor, discutamos esto mañana, es tarde y Beth tiene escuela mañana.

Diane se levantó y subió las escaleras dejando a Rick solo, sin ninguna palabra más. No la vio al subir debido a la oscuridad, pero Beth si la vio a ella, estaba llorando con el mismo silencio que ella tenía al estar ahí parada viendo todo.

Bajo las escaleras y vio a su padre.

-¿Qué pasa...?

Estaba confundida, no entendía que sucedía ni por que peleaban, ni porque tenía un mal presentimiento.

-Ve a dormir Beth.

-¿Qué pasa...?

Repitió, como si no hubiera escuchado las palabras de su padre.

-Beth, si vas a dormir ahora iremos a McDonald's mañana ¿Te gustaría?

Sonrió y ella, aun confundida y sin saber absolutamente nada sonrió de vuelta y asintió repetitivamente con la cabeza.

Corrió por las escaleras hasta llegar al segundo piso y ahí se quedo parada, iba a preguntarle a su padre el porque de la pelea, entonces bajo con más calma y lo miró pasar por la puerta.

Rick miró a Beth sin decir nada, sin hacer ninguna expresión, solo salió por la puerta principal y la cerró con un portazo.

-¿Papá...?

Dejó caer su peluche y corrió hasta la puerta principal pero salió se dio cuenta que su padre ya no estaba, había desaparecido por completo.

Y esa fue la última vez que lo vio.

El no volvió.

Al día siguiente seguía confundida y aunque su madre estaba triste fue a la escuela y jugó como siempre, el día siguiente paso lo mismo y lo mismo, actuaba normal porque no sabia que se supone que debía hacer, pero pasó tanto tiempo que era imposible fingir que todo estaba bien, una parte de su familia no estaba.

Su pequeña familia paso de ser tres de tres a dos de tres, eran solo su madre y ella cenando en silencio, viendo por la ventana del comedor por si regresaba.

A veces iba a jugar al garaje donde su padre dejó todas sus cosas, olían a él y si cerraba los ojos y usaba su imaginación lo suficiente podía oírlo y sentir que estaba jugando junto con él.

Pero después pasaron las semanas, los meses y Beth dejó la confusión de lado hasta llegar a la tristeza y la rabia ¿Por qué se había ido sin despedirse? ¿Qué lo hizo irse? ¿Por qué no regresa?

Aun era una niña pero se dio cuenta (Demasiado pronto) qué ella no era la "Gran Beth, defensora de Froopyland", solo era una niña y Froopyland no existía. La valentía que tuvo se esfumó igual que su tranquilidad.

Cuando veía películas y veía como pedían deseos a estrellas, al cielo, pensaba qué si lo deseaba con fuerza él volvería a diferencia de su madre que le pidió que lo olvidará y dejará de decir su nombre.

Beth a escondidas, en la noche hacía lo mismo de las películas pronunciando el nombre de su padre, pidiendo su regreso, no importaba cuando ni como pero quería verlo de nuevo.

Pero ahora era una adulta y no tenía tiempo de llorarle a alguien qué parecía nunca existió, no había fotos de él, ella (Tristemente) lo dibujaba con un marcador azul cuando era niña en las fotos familiares, parecía que jamás estuvo ahí.

Tal vez eso la hizo sentir mejor, tal vez el no recordarlo borraba en parte su dolor, pero no del todo, aun seguía confundida ¿Qué hizo para qué se fuera? ¿Fue por ella? ¿Fue por su madre? ¿Por su familia? ¿Había algo más importante para él que su familia?

Creció y se dio cuenta que estaba olvidando su voz, su rostro, ya no recordaba como lucía su padre ¿Era alto? ¿Era bajo? ¿Era gordo? ¿Era delgado? Lo único que recordaba de él era su cabello azulado, pero nada más, cuando en su mente divagaba veía a un hombre borroso con el cabello descontrolado y azul, nada más, no recordaba como pronunciaba su nombre ni qué le gustaba.

Era un desconocido ahora.

Rick and Morty [One Shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora