Prólogo

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-Quiero irme a casa, Giselle. -dijo Jane con la voz ronca y sus ojos representantes del gran dolor que tenía en su pequeño cuerpo lastimado. Estaba al borde de las lágrimas y la garganta le dolía.

-Es razonable. Tu caída fue dura. Pero no es la primera ni la última, Jane. Y debes resistir. -Giselle se sacó los guantes rosados llenos de tierra y los tiró con furia al escritorio de su padre Matt, el entrenador de ambas chicas. Giselle pega un grito al aire con bronca y golpea la pared.

-Cálmate, Giselle. -intentó tranquilizarla Jane apenas incorporándose.

-¿Qué me calme? ¡¿Cómo quieres que me calme, Jane?! Ese tarado imbécil bueno para nada acaba de dejarte herida en medio de la pista ¡Lo odio! Lo único que hace es hacerte daño. Y no me digas que no fue sin malas intenciones porque yo misma lo he visto.

-Lo sé, Giselle. Es Fred. Sabes cómo es él. Somos su competencia.

-Querrás decir, eres su competencia. -dijo Giselle haciendo énfasis en su nombre. Jane la miró mal. -No me mires con esa cara, Jane. Sabes que es así, sabes que te odia, y a mí me odia también por ser tu mejor amiga. Pero esto no se va a quedar así. Este estúpido cree que me quedaré cruzada de brazos pero no. -Giselle tomó las llaves de su auto y se dirigió a paso acelerado rumbo a la puerta. -Dile a mi padre que no me espere para la cena. Ven a casa después de las 10p.m. -Se fue sin cerrar la puerta. Jane miró al suelo embroncada por las trampas de Frederick.

-¿Entonces? -preguntó Luke poniéndose sus guantes negros de cuero viejo.

-Tú sabes qué hacer. Solo gánate su confianza. Es un Hood y todo Hood merece morir. -dijo ese hombre. El hombre que había salvado la vida de Luke.

-No quiero matarlo. -dijo Luke tratando de calmar su miedo. Miró el reloj que su padre le había regalado de pequeño. El hombre lo observó.

-Y no lo harás, por ahora. Sabes que eres mi preferido aquí, Luke. El más querido. -Luke asintió con lágrimas en los ojos. -Y supongo que no te rendirás ahora ¿O sí?

-No. -dijo Luke serio.

-Claro que no, Luke. Estás aquí por algo, por alguien. Y ese alguien merece lo mejor de ti. Saca todo tu potencial y si necesitas matar a alguien mátalo. -e hombre dio una palmada a Luke en el hombro. -Lo harás cuando estés preparado. -se fue.

-Sí, señor. -dijo Luke firme. Una lágrima rodó por su mejilla pero las secó con brusquedad.

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