Capítulo 2

50 5 0
                                    

20 de Marzo de 2024. Estación Central de Policía, New York, New York. 11.00 horas.

Habían pasado tres semanas desde que había encontrado el cuerpo de mi mejor amiga.

Me dejó destrozada, pero estaba aliviada al saber que no se trataba de Lexa. Sólo esperaba que se encontrara a salvo.

Durante esas tres semanas, sólo me dediqué a pasar en limpio todas las pistas que los chicos encontraban. Nombres de víctimas con sus datos personales, testigos y locaciones.

Todo lo que obtenía me servía, y me mantenía ocupada para no pensar.

—Por favor… Responde mi mensaje…—dije observando la pantalla de mi móvil, con el chat de Jenny en ella—. Por favor…

Golpes en la puerta lograron que dejara de llorar y, una vez recompuesta, la abrí.

—Hey.

—Hey. Pasa.

Dejé que Monty tomara asiento y lo miré, sin saber qué decir.

—Iré a hablar con el forense más tarde… ¿Quieres…?

—No. Lo siento, pero no creo que pueda hacerlo Monty.

Él me miró y asintió, entendiendo mi decisión.

—Entiendo. Si necesitas hablar, llámame…

Hizo ademán de abrir la puerta cuando tomé asiento y me quebré.

—Era mi mejor amiga...

—Lo sé.

—Me siento realmente sola—me sinceré y él se acercó para abrazarme—. He perdido a Lexa… Y ahora también a Harper… Yo dejé de protegerlas.

—No te culpes por lo que ha pasado—dijo mirándome— ¿Por qué no vas a casa? Necesitas distraerte.

—No...

—Eliza… Por favor. No puedes trabajar en este estado—me secó las lágrimas y luego de pensarlo, asentí—. Ve, te llamaré si tenemos algo.

Automotores SpaceWalkers, Bronx, New York, New York. 12:15 horas.

—Aquí tienes.

Octavia dejó un plato frente a mí, y se sentó a esperar.

—Gracias… Bonito sitio.

—Es lo mejor que hemos podido hacer.

—¿Qué ha pasado con el otro taller?

—Raven lo ha cerrado. No pudo soportar trabajar sin Lincoln.

—¿Cómo lo llevas tú?

—Como puedo… Lo extraño mucho, pero debo seguir adelante—sonrió algo triste y me tomó la mano—. Lamento haberte tratado como lo hice apenas te he visto, Clarke.

—No te preocupes. Sabía que podrían reaccionar de ese modo… O incluso peor.

Rió entendiendo a lo que me refería y negó, llevándose el tenedor a la boca.

—He dejado de ser así. Ya no necesitaba las armas.

—¿Pero…?

—Pero una rubia me ha pedido ayuda… Y hemos vuelto, perras.

—Los he extrañado tanto, durante todo este tiempo… Y se siente extraño.

—¿A qué te refieres?

—Una policía extraña a una pandilla de ex mafiosos…

—Pero éramos tu familia.

—Y han sido de las mejores—dije revisando mi móvil y suspiré, al no recibir su respuesta.

True Lies II - Clexa AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora