Capítulo 6: El sabor del pasado

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POV Jade

No podía contenerme más, llevaba todo el día pensando en cómo sería volver a probar sus labios, tenía el recuerdo de la primera vez que los probé.

El recuerdo era intenso pero fugaz, necesitaba comprobar de nuevo como se sentía. Quería quitarme las ganas tan fuertes que le tenía a su cuerpo.

Verónica no se quedaba atrás, me besaba con la misma pasión, sus manos rodeaban mi cuerpo, una de sus manos me sujetaba la nuca atrayéndome hacia ella e impidiendo que me separara, su otra mano primero se posó en mi culo por encima del vestido que llevaba, pero pronto su mano siguió bajando hasta colarse por debajo de mi vestido apretando mi culo al descubierto.

Lo apretó con tantas ganas que un gemido escapó de mi boca. Mi entrepierna ya era un río para entonces. Aproveché el momento y me separé de ella. La cogí de la mano y la arrastré hasta mi habitación, una vez allí la senté en el borde de la cama y me senté a horcajadas sobre ella. Nos volvimos a besar al instante.

El beso cada vez se fue haciendo más salvaje y Vero tenía razón, me estaba poniendo mucho más que la primera vez.

Nunca había sentido nada igual, su manera de besarme de querer poseerme era demasiado caliente.

Con ansia me despojó de mi vestido y lo tiro por algún rincón de mi habitación, yo, ahora desnuda la hice tumbarse sobre mi cama y la quité también su vestido.

Por un momento la intensidad bajó y me quedé embobada admirando su cuerpo desnudo. Su piel bronceada, su abdomen definido, sus pechos erectos, toda ella me atrapó. Era la chica más preciosa que había podido ver.

La miré a los ojos y ella me miró a mí, su mirada me atravesó, me miraba con dulzura y admiración, nunca me había sentido así.

Con todas las chicas con las que había estado sus ojos siempre había mostrado deseo, lujuria y pasión pero ninguna de ellas me había mirado como Verónica.

Vero se volvió a sentar, acariciando mi cara y dejando uno de mis mechones detrás de mi oreja me volvió a besar.

Pero este beso no era como los anteriores, algo había cambiado. Puede que incluso me gustase más.

Acaricié todo su suave cuerpo con delicadeza y ella hizo lo mismo con el mío.

Poco a poco nuestros cuerpos se fueron fusionando. Su rodilla presionaba mi clítoris y la mía el suyo. Ambas nos empezamos a restregar al unisón.

El ambiente volvió a ponerse tenso, el beso iba cogiendo cada vez más ritmo al igual que nuestros cuerpos. La temperatura empezó a subir y mis flujos empezaron a ser cada vez más abundantes.

Sus manos empezaron a bajar por mi cuerpo, hasta llegar a mi vagina. Estaba tan mojada que sin apenas esfuerzo sus dedos se colaron en mi interior.

Mi cuerpo estaba a punto de llagar al éxtasis, una, dos y hasta tres estocadas fueron las que necesité para llegar a correrme.

Sin perder el tiempo baje yo mi mano a su vagina y repetí sus mismos movimientos, de nuevo solo con cuatro estocadas se corrió ella.

Agotada caí sobre el cuerpo desnudo de Vero, ella con cuidado colocó nuestros cuerpos debajo de las sábanas.

Aún asimilando lo bien que había sido el polvo, y junto con las caricias que Vero comenzó a hacer en mi espalda caí dormida.

POV Verónica

No podía dormir o más bien no quería dormir. No recordaba lo bien que se sentía follar con Jade.

Siempre guardaba un recuerdo apasionado y caliente de la primera vez que lo habíamos hecho, pero ningún recuerdo había sido ni un cuarto de lo bueno que había sido hoy.

Mi cabeza no dejaba de contradecirse quería repetir lo de esta noche una y otra vez, quería vivir en esta sensación, pero a la vez no quería que se volviera a repetir. Por alguna razón sentí que ese polvo no había sido solo un polvo, de alguna forma había habido un destello de amor y eso me asustaba. 

No sabía que hacer. ¿Me voy? ¿Es raro si me quedo dormida? Nunca he tenido un rollo de una sola noche y menos en mi casa, encima estamos en mi cama si alguna se tuviese que ir digo yo que tendría que ser ella.

Todas mis dudas quedaron resueltas cuando note como Jade se abrazó a mi cuerpo. Seguramente estuviera soñando, y quizá tenga que despertarla por si en verdad no quiere abrazarse a mí, pero me siento tan cómoda y sus brazos son tan cálidos...

Me quedé dormida dos minutos después.

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