Capítulo 6: "La Conversación"
Ana había estado evitando a Carlos desde su disculpa. Pero sabía que no podía seguir así para siempre. Así que, reuniendo todo su valor, decidió enfrentarlo.
Se encontraron en el parque después de la escuela. Carlos estaba allí, esperándola. "Carlos", comenzó Ana, su voz temblorosa, "necesitamos hablar". Carlos asintió, su rostro serio.
Ana respiró hondo y comenzó a hablar. Le habló de su dolor, de su decepción, de su miedo. Le habló de cómo se sentía traicionada, de cómo había perdido la confianza en él. Le habló de sus noches en vela, de sus preguntas sin respuesta, de su lucha interna.
Carlos la escuchó en silencio, su rostro reflejando el dolor de sus palabras. Cuando Ana terminó, Carlos habló. Le pidió perdón, de nuevo. Le prometió que haría todo lo posible para enmendar sus errores. Le prometió que sería un mejor amigo, que no volvería a traicionar su confianza.
La conversación fue dura, llena de emociones crudas y verdades dolorosas. Pero también fue necesaria. Porque a través de esa conversación, Ana y Carlos pudieron entenderse mejor. Pudieron ver sus errores, sus miedos, sus esperanzas.
Y aunque la conversación no resolvió todos sus problemas, fue un paso en la dirección correcta. Porque a veces, la única manera de resolver un problema es enfrentándolo de frente.
Después de su conversación, Ana y Carlos se quedaron en silencio, cada uno perdido en sus propios pensamientos. El parque, que normalmente estaba lleno de risas y juegos, parecía haberse quedado en silencio, como si estuviera respetando la gravedad del momento.
Finalmente, Carlos rompió el silencio. "Ana", dijo, su voz llena de determinación, "sé que he cometido errores. Y sé que he roto tu confianza. Pero quiero que sepas que estoy dispuesto a hacer todo lo posible para reparar nuestra amistad".
Ana lo miró, sus ojos llenos de dudas. Pero también había algo más en su mirada, algo que Carlos no había visto en mucho tiempo: esperanza.
"Carlos", respondió Ana, su voz llena de cautela, "aprecio tu sinceridad. Y quiero creer en tus palabras. Pero necesito tiempo. Necesito tiempo para sanar, para procesar todo lo que ha pasado".
Carlos asintió, comprendiendo sus palabras. "Lo entiendo, Ana", dijo, su voz llena de respeto, "y te daré todo el tiempo que necesites. Estoy dispuesto a esperar, porque nuestra amistad vale la pena".
Y así, Ana y Carlos se separaron, cada uno llevando consigo las palabras del otro. La conversación había sido dura, pero también había sido un paso hacia la reconciliación. Porque a veces, la curación requiere tiempo, paciencia y, sobre todo, comprensión.
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Mi Verdadera Forma De Ser
Science FictionUna Historia acerca de porque no se debe ser Hipócrita