Declan tenía tres teorías sobre el inicio y continuidad del noviazgo de su madre con el padre de Courtney. Cada una de ellas era a lo mínimo, descabellada. Sin embargo, nadie podía negar que estaba todo muy bien pensado.
1. La teoría de la juventud: Abigail tuvo a Declan muy precoz, por lo que disfrutó poco de su juventud. Es por eso que ahora que ha conocido a un nuevo hombre que le interesa, quiere vivir todo lo que no pudo vivir en el pasado.
2. La teoría del estrés: Abigail trabaja de sol a sol, tanto que lo que ella verdaderamente necesita es un hombre despreocupado, soltero, alocado y que le haga olvidar todos esos problemas.
3. La teoría de las similitudes: Al igual que Abbie, Bruce tuvo a su hija muy joven y fue padre soltero. Ambos quieren la misma estabilidad en una pareja, los dos trabajan todos los días, les gusta viajar, quieren volver a hacer las cosas que hacían cuando eran más jóvenes... Las similitudes tienen más peso que las diferencias.
Courtney lo miraba sonriente, escondiendo en su cabeza la impresión de loco que Declan le había otorgado. El trozo de suelo arenoso que había entre las suelas de ambos estaba lleno de cerillas apagadas. De un paquete de 150, llevaban quemadas como la mitad. Y seguían.
-No quiero juzgar tus teorías -expresó Courtney-, pero creo que solo has pensado en tu madre, como si mi padre no contase nada en la relación.
-Bueno, porque a tu padre no lo conozco. ¿Tienes alguna teoría para él?
-No me estrujo el cerebro tanto como tú, me temo. -Agitó la mano rápido, ya que casi se quema. La noche tornaba a ser cada vez más artificial y cosmopolita por la luz de las farolas y las ráfagas que regalaban los faros de los coches con prisa- Supongo que será que se ha enamorado. Ya está. Siempre me había dicho que cuando volviera a enamorarse iba a estar completamente seguro y bla, bla, bla. Así que que si se ha decidido a irse a vivir con ella, lo tendrá más que claro. Nada va a cambiar por mucho que yo intente comprender su papel en la historia.
-Pues mi madre dijo que no iba a volver a enamorarse nunca más. Y mira. Aunque a veces pienso que probablemente no lo esté y solo siente la necesidad de tener alguien a su lado que le apoye.
-¿Y quién dice que eso no es amor? Es decir, pensamos que lo único que vale es ese amor ciego y fuerte, en el que nada importa y te sientes capaz de hacer cualquier cosa por esa persona. Pero seamos sinceros, ¿cuántas veces pasa eso? ¿Por qué no puede ser una relación con cabeza igual de válida que un amor al rojo vivo? Vivir sabiendo que vas a estar bien y seguro, no tener ningún problema, todo plano e invariable. -Courtney separaba las palabras por grupo al hablar, dejando un margen silencioso entre cada uno. Su voz, aguda y sin acento, se asemejaba al canto de un pajarillo salvaje.
-Porque se supone que la gente se merece tener pasión en su vida. Felicidad, humanidad...¿Quieres una vida "plana e invariable" para tu padre?- Declan puso una mueca bajando tanto las cejas que a penas se le veía el blanco del ojo.
-Si él la quiere, sí. Él sabrá lo que hace.
-Eso no lo quiere nadie. La vida es muy corta para no hacer nada por vivirla.
-Todos vivimos muertos en vida al fin y al cabo. Somos como niños que ven un billete atado a un hilo y lo siguen durante un buen rato, a pesar de ser el billete de menor valor de todos. Esa broma es muy irónica, porque es la cruda realidad. Nacemos, crecemos, nos jodemos, nos jodemos más, nos casamos por nuestro temor natural a morir solos, tenemos más humanitos que se joderán en un futuro, y morimos.
Cada palabra que el cerebro de Courtney esputaba era como una palmada en el hombro para el chico, que ni siquiera tenía muy claro cómo habían llegado hasta ese punto ni cuál era su opinión respecto a lo comentado. La escuchaba atentamente sin interrumpir, mirando como se le trababa la lengua en alguna palabra por la improvisación, admirando lo incoloras que eran sus ideas. Ella encerró un mechón de pelo detrás de su oreja y continuó con sugerencia:
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Melisma
RomanceDeclan comparaba la vida con el melisma en la música: nadie quiere estancarse en la misma nota. Es por eso que no decidimos ser un “Do” o un “Re”, sino que variamos a lo largo de nuestra existencia. Courtney se había empeñado en ser la nota más baja...