❝Club Bengala❞『•MinSung•』

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JiSung llegó corriendo porque se había quedado dormido durante su siesta vespertina y despertó cuarenta minutos antes de su hora de entrada.

Apenas tuvo tiempo de arreglarse, cambiarse de ropa y tomar sus llaves, celular y chamarra antes de salir apresuradamente de su hogar.

Afortunadamente, el taxi que tomó era conducido por un hombre que se abría paso entre el tráfico sin causar problemas ni accidentes.

Sabía que ChangBin no lo esperaba con buenos ojos, ya que llevaba apenas una semana tratando de adaptarse al lugar. Según lo que sus compañeros le habían mencionado, los lunes a jueves no solía haber mucha gente. Pero hoy era viernes, y sabía que a partir de entonces la situación se pondría intensa debido a la afluencia de asistentes.

En el club solían acudir más hombres que mujeres, desde adultos con dinero asomándose de sus sacos hasta adolescentes universitarios que se juntaban para conseguir alcohol. A pesar de ser un club de categoría media con precios estándar, tenía un ambiente fantástico y ofrecía la mejor calidad en bebidas. La gente amaba ir allí para disfrutar de la noche de fin de semana.

Aunque por fuera no parecía gran cosa, el interior del club tenía una decoración encantadora. Estéticamente, tenía un estilo rústico que llamaba la atención, con muchos elementos de madera en los muebles, mesas y asientos. La música que ponían era variada, abarcando diferentes géneros, lo que permitía que todos disfrutaran y convivieran de manera amena.

JiSung no tenía idea de que el club estaba dedicado a la comunidad homosexual. Se enteró de ello en su segundo día y le gustó, se sintió cómodo porque él también formaba parte. No se le negaba la entrada a nadie, siempre y cuando la convivencia pacífica no se viera afectada por disturbios o discriminación, lo cual no estaba permitido.

Pero ahora, lo único en lo que podía pensar era entrar sin ser visto para dejar su pequeña mochila en el locker y pasar desapercibido.

Sin embargo, su suerte no era tan buena.

-¡Han! ¿Otra vez tarde? -la voz de su jefe resonó en sus oídos cuando se acercó a los vestidores-. De los cinco días que llevas a prueba, has llegado tarde en tres ocasiones.

-Hola-musitó apenado, rascándose la nuca-. Perdóname, todavía no me acostumbro al horario. Te juro que la próxima semana ya estaré adaptado, el cambio de rutina me afecta.

-¿En una semana? Esta es la última vez que te permito llegar tarde - dijo en tono severo-. Me agradas y trabajas bastante bien, pero hoy es la verdadera prueba. Si no puedes sobrevivir los fines de semana, definitivamente no eres apto para este puesto.

-Has estado diciéndome lo mismo desde que entré. ¿Podrías explicarme a qué te refieres? - preguntó, levantando las cejas.

-Hoy, mañana y el domingo vendrá una cantidad de gente que no te puedes imaginar -ChangBin puntualizó, cruzando los brazos-. Si no puedes mantener el ritmo de tus compañeros, definitivamente no perteneces aquí.

No entendía del todo. Hasta la noche anterior, le habían felicitado por su trabajo. Había logrado entregar las cervezas y servir las bebidas como se requería. Aunque todavía no dominaba la velocidad, estaba trabajando en ello paso a paso.

Sin embargo, parecía que la multitud que se avecinaba era algo completamente diferente.

-Guarda tus cosas, te espero con los demás en la barra - dijo, antes de darse la vuelta para irse-. ¡Buena suerte!

-Gracias... supongo.

Decidió hacer caso omiso de las advertencias. No creía que la situación fuera tan grave, ya que hasta el momento se sentía feliz en su trabajo y se sentía incluido en el ambiente.