𝗣𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗶𝗼

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Ahí se encontraba el mayor, con una pelota de béisbol en su mano la cual lanzaba hacia arriba a esperar a que cayera en sus manos y repetir el mismo movimiento una y otra vez para drenar su estrés, cosa que fue inútil pues continuaba observando es...

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Ahí se encontraba el mayor, con una pelota de béisbol en su mano la cual lanzaba hacia arriba a esperar a que cayera en sus manos y repetir el mismo movimiento una y otra vez para drenar su estrés, cosa que fue inútil pues continuaba observando esa escena a unos pocos metros de él que le generaba rabia y celos. No despegaba su vista de ellos, tenía unas ganas inmensas de salir de su escondite, correr hasta allá y darle una patada en los bajos a aquel peruano que besaba sin pudor alguno al chico que tanto quería y le volvía loco... Mateo. 

Se recostó en la fría pared lentamente hasta llegar a sentarse en el suelo, para luego apoyar su cabeza de nuevo en la pared y seguir lanzando aquella pelota, fijando su vista en el techo maltratado de esa zona observando detenidamente como gotas de agua caían de las tuberías. 

Tomó un respiro para luego dejar el objeto en el suelo y devolver su vista a la pareja presuntamente feliz, realmente sentía un peso en su pecho cada vez que los veía darse abrazos, besos y toda nuestra de afecto en público, y a su vez le daba una sensación inexplicable el saber como el argentino era tan valiente como para estar engañando al peruano y seguir tratandolo tan amoroso como si nada. 

Luego esa sensación de esfumó... ¿Porqué?.. Porque sabía que por fin le había ganado al chico que tanto detestaba y eso no tenía porque hacerlo sentir mal... ¿Cómo lo hizo? Sencillo, porque la "querida" pareja del peruano lo engañaba, pero no con cualquier persona...

Lo estaba engañando con con él. 

Si José (alias "El tipo que Ángel detesta con su vida desde que tiene memoria y viceversa") se enterara de eso, vaya que sería la mayor satisfacción de su vida, poder ver su rostro estúpido exigiendo una explicación, era divertido siquiera pensarlo. 

Ángel río bajo al recordar eso, al recordar porque estaba allí y porque su repentino cambio de humor, entonces se le vino a la mente algo que dijo una vez: "Montar cacho es divertido, pero más divertido es SER el cacho". 

Nadie entendía su forma de hablar, pero con que él mismo lo entendiera es suficiente. Era divertido colaborar para que alguien le fuera infiel a su pareja... Y más aún si ese alguien era el chico del que llevas toda tu vida enamorado y la pareja es el chico que más odias. 

Es cuestionable, satisfactoriamente cuestionable. 

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El Amante - Argvene (CH/+15)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora