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El campo de entrenamiento era extrañamente algo demasiado bonito para Shaina, un lugar para liberar su estrés acumulado y sobre todo para eliminar aquellas emociones que la acomplejaban tanto.

Ahora ese lugar que solía abrazarla con tanto amor ahora la miraba con repudio, miraba aquel lugar con tanto desconcierto. Se sentía mareada la mayor parte del tiempo, lo cual la hacia temer que aquella salvaje noche con el caballero patán de escorpio habría resultado en algo mas. Eso la atemorizaba como nadie tenia idea, porque seria la viva imagen de una noche que ni ella recuerda.

Se sentó pacíficamente en el lugar donde generalmente solían entrenar los hombres, viendo en el camino a los caballeros de bronce entrenar y tener combates entre ellos. Los observo con sus magníficos ojos, cada movimiento era espectacular pero había alguien en especial que llamaba mucho su atención. Okey, se había hecho la promesa de dejar de amar a Seiya... pero es que no podía evitarlo, el era demasiado espectacular y ella solo era un mujer enamorada. Sabia que el amaba demasiado a Saori, y no era porque ella era una diosa mítica y bondadosa, sino por la persona detrás de ella, la humana Saori Kido que a veces cometía errores y que al fin y al cabo no dejaba de ser humana. Y incluso si la habían rechazado, admiraba a Seiya como el gran caballero que era y no solo como el hombre que tanto había amado.

Tal vez ella simplemente estaba muy sentimental en ese momento debido a que estaba sorprendida de que alguien como el caballero de Escorpio accediera a pasar una noche con alguien tan simplona como Shaina, ya que bien era sabido de lo exigente que era aquel enigmático hombre para sus conquistas.

—Vaya, es a ti a quien buscaba. Pequeña escurridiza.

Shaina salto del susto, congelada debido a la voz del hombre a sus espaldas, su cuerpo se movió al instante con esa adrenalina recorriendo la sangre en sus venas. La melena larga, el porte que daba miedo, la voz juguetona, el cuerpo esculpido por los mismos dioses, esos ojos hipnotizantes...¡ERA EL!

—Vaya, ¿te asustaste?— Milo soltó una risa ronca que le provoco sensaciones extrañas a la amazona. —No sabia que esta fiera podría ser tan débil, eres alguien que me causa mucha curiosidad.

Shaina seguía muda, sin poder emitir ninguna palabra. Este hombre jamas le hubiera provocado ni cosquillas antes de aquella noche, simplemente lo hubiera golpeado por su descaro, pero ahora se sentía demasiado extasiada con aquel caballero, le provocaba cosas que jamas experimento con Seiya.

Su cuerpo temblo ante aquella mirada y luego volteo su cabeza. Sumiéndose en la humillación de ver como casi todos los presentes la observaban debido a que un caballero de tal elite conversaba de manera tan desvergonzada con una amazona. Shaina había olvidado su mascara, por lo cual era evidente aquel sonrojo que adornaba su bonita cara.

—¿ Por que tan callada? Aquella noche tu voz no paraba de sona- —Shaina reacciono rápidamente antes de que el estúpido caballero que tenia enfrente arruinara su vida, tapo su boca y tomo su mano de una manera muy brusca para arrastrarlo con ella ante la mirada estupefacta de todos.

Shaina uso todas sus fuerzas para arrastrar aquel hombre, estaba muy cansada...definitivamente estos días de no entrenar le estaban pasando factura. Lo llevo a un lugar donde nadie pudiera escuchar lo mucho que estaba a punto de insultar al caballero estúpido que llevaba del brazo. —¿Que demonios te sucede? ¡Sabes que no puedes decir nada de eso a la ligera!

Shaina acorralo al caballero de Escorpio en una escena bastante cómica donde era evidente la diferencia de tamaños.

Milo dio una sonrisa de lado. —Yo me refería a tu incapacidad de callarte amazona de Ofiuco.. deberías haber escuchado lo mucho que hablabas esa noche. Veo que pensaste otra cosa, que sucia.

Shaina se sonrojo con la cara a punto de estallar. —¡Imbécil! Sabes que cualquiera lo podría malinterpretar. Ese no es punto, ¿para que me buscas?

—Para ser tan bella eres muy malhumorada, sabes, ese día que amaneciste en mi templo encontré esto que evidentemente no es mio, no se ¿es tuyo?—Milo le tendió un collar que era imposible de olvidar para Shaina, no puede ser, ¿como no pudo darse cuenta que le había faltado todo este tiempo?

Shaina se sobo la sien. —Es mio, dámelo.

—¿Es tuyo? Bueno es un alivio, creí que seria de alguien mas.

Shaina sonrió en una mueca. —Definitivamente eres un patán de lo peor, acabemos con esto y dame lo que viniste a entregarme.

—Vaya...yo solo vine a entregarte esto y me simplemente obtengo tus insultos. Creo que me lo llevare o se lo daré a alguien mas,

A Shaina se le salto una vena del enojo. —¡Imbécil! No te atrevas, dámelo.

Shaina trato de alcanzar al caballero de Escorpio pero evidentemente sus días de entrenar a medias le cobraban factura.

Milo agarro la cintura de Shaina, sus grandes manos le hicieron sentir cosquillas por todo el cuerpo. Su sonrojo era casi evidente, sin duda los dioses estaban jugándole una broma muy pesada.

—Eres alguien muy bipolar....definitivamente me caes demasiado mal amazona de Ofiuco pero a la vez me intrigas mucho. Esa noche pasaron cosas que me hicieron verte de forma diferente, uff ¿quien lo diría?

Shaina lo miro con un odio increíble. —¡¿Crees que tu me caes muy bien?! Eres un estúpido arrogante y obviamente no pensé para nada esa noche.

Milo mantuvo su sonrisa y subió sus manos de la cintura de Shaina hasta casi tocar sus pechos, lo cual exalto a Shaina. Milo se acerco sutilmente a su oído. —Mira como no te resistes a mi...definitivamente algo en ti ha cambiado. ¿Que te parece ir a recoger tu valiosa posesión  a mi templo? Definitivamente solo te lo entregare, al menos que tu quieras que pase algo mas.

Shaina abrió sus ojos y sintió vergüenza, este caballero era un descarado.

—¡T-te dije que no! Entrégalo ahora

Milo sonrió y despego sus manos de Shaina, para mirarla con burla. —Te espero en mi templo, amazona de Ofiuco.

Milo simplemente se fue, dejando a Shaina con la respiración alterada, con una gran duda pero incluso su coraje y rabia eran mas grandes. Odiaba a ese hombre por su actitud tan grosera...pero el le hacia sentir demasiadas cosas que nunca había podido experimentar, joder, ¿por que con todos los hombres con los que se pudo meter tuvo que ser el?

Después de calmarse, se dispuso a caminar hacia los campos de entrenamiento. Sin poder intuir que hoy no era su día, pero mas desgracias le pasaron, como aquellos ojos que la miraban con sorpresa.

Zeus, mátame antes de que yo lo haga.



El miedo de ShainaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora