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La mayor cualidad de Seiya, sin duda, no era tener tacto, Carecía de ello. Incluso cuando Shaina estuvo a punto de besarlo el no tuvo tacto en rechazarla. Cuando se desnudo frente a el lentamente, el no tuvo tacto en rechazarla.

Porque lo que había pasado en la cabaña, se quedaba en la cabaña.

Shaina no era paciente, pero si muy ilusa, se había enamorado de Seiya. De todo el, lo amo en sus peores momentos, en donde nadie parecía creer en el, lo consoló cuando lloraba junto al mar. Cada paso que daba, era un razón para que el corazón de Shaina se enamorara mas de el.

Estuvo siempre con el, no esperaba nada a cambio, pero le dolía saber que Seiya siempre amo a Saori, aun cuando ella la amo sin condiciones.

En sus mas salvajes sueños, soñaba que Saori nunca existió en el corazón de Seiya.

—Shaina, tu te ves.... wow—  Seiya la halago. Y oh, el no podía hacerle eso. No podía pedirle que lo olvidara cuando el se acercaba a ella de esa manera. No podía torturarla así. —Escucha.. yo, no quería ni tenia la intención de que pasara lo que paso aquel día. Lo siento si te lastime o te confundí, yo te quiero Shaina, pero no de la manera que tu quieres que lo haga.

Seiya no podía hacer eso, no podía esperar que lo olvidara. No podía subirla y luego bajarla.

Shaina siempre quiso a Seiya, y nunca lo oculto, porque, se enamoro de el. Pero ella jamás fue suficiente para el.

Se alejo de ahí porque la lastimaba, no podía esperar que todo fuera como antes de que Seiya le dijera que no la amaba y que jamás lo hizo.

Sus parpados se sentían tan pesados, June no estaba por ningún lado y Marin se había separado de ellas tan pronto entraron al lugar.

—¡Oh por dios! ¿Estas bien?— Hablo alguien a sus espaldas.

Shaina no quiso voltear, no queria vivir siquiera. Su estomago estaba revuelto y tenia ganas de vomitar, aunque no fuera muy evidente, estaba muriendo por dentro y lo sabia.

Nadie era capaz de amarla, ella siempre lo supo.... pero, joder, como dolia.

Seiya no fue echo para ser suyo, y una bala se disparo cuando se dio cuenta. Incluso si no están hechos para estar juntos, Shaina lo quería y aunque fuera una idea egoísta, se había enamorado y no podía evitar sentir algo tan natural como eso.

La persona que hablo, le toco la espalda y ella sintió como se erizaba la piel.

Milo de Escorpio, caballero de oro que protege la casa de Escorpio, un jodido adonis irresistible, que cualquiera moriria por tener. No sabia que sentir al respecto.

No contesto, porque estaba intimidad, simplemente salió por la puerta a tomar aire. Asustada y vulnerable, con los ojos llorosos, esperando no agonizar, sintiendo como el mundo se le caía, el maquillaje se le corría y sollozaba en silencio, queria nunca despertar.

Quisiera no existir.


El miedo de ShainaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora