Los dulces de imperio

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La pareja poliamorosa salía de una tienda de dulces tranquilamente, el soviético cargaba con las bolsas de dulces, porque cierto japonés uso como excusa sus bajones de azúcar para la compra excesiva de caramelos y galletas, y por más que quería negarse a aquello, el asiático insistió tanto que ya no quedaba de otra que cumplirle el capricho.

El italiano había echo el gran sacrificio de poner su tarjeta de crédito para la compra de los dulces, a lo cual Imperio Japonés lo beso en la mejilla como agradecimiento, ya que al japonés le daba vergüenza dar muestras de afecto en público, pero el italiano no se basto con eso y agarro de la cintura al occidental para besarlo en los labios frente a todos, sin vergüenza de que dirían se limpio la saliva de sus labios con un pañuelo.

El japonés se quedó paralizado en su lugar con la cara roja de la pena, salió rápidamente de la tienda de dulces y se fue al carro del soviético, para tratar de olvidar ese momento.

-Ah, mira, ¡ya lo descompusiste tarado! –reclamo el menor con las manos en la cintura–, pobrecito mi vida..–miro la puerta de la tienda con nostalgia–, ¡esto es tu culpa! –voceo molesto golpeando al italiano en la cabeza.

-¡Auch! –se quejó el fascista tocándose la cabeza–, deja de ser tan infantil mejor, ya vámonos.

–Ñiñiñi –replicó el nazi con los brazos cruzados saliendo de la tienda.

El italiano miro al soviético confundido, y este solo dio una risa nasal, le hizo una señal con las manos y se fueron de la tienda calmados.

El italiano entró en el auto, exactamente en el asiento de copiloto, se volteo a ver a los de atrás con una expresión calmada.

-¿Que quieres ahora bastardo? –vocifero el alemán  abrazando al japonés–, por tu culpa mi solecito paso pena.

-¿Solecito? –repitió el apodo confundido–, ¿ya le pusiste nuevo apodo a Imperio Japonés? ¿Enserio? –Italia Fascista fruncio el ceño y miro la ventana–, Agh, ya, dile como tu quieras.

En ese momento Third Reich solo rodo los ojos y abrazo a Imperio japonés con más fuerza, sin llegar a lastimarlo.

El soviético subió al auto después de ordenar los dulces en el maletero; noto el momento tan incómodo, y eso lo puso nervioso, tanto que cerró la puerta del auto con su pie ahí.

-¡Carajo! –murmuro en tono audible para los otros tres, maldiciendo a lo bajo.

-¡Oye! –llamó la atención nazi–, ¿con esa boca besas a tu mami? Lavate esa lengua con acido sulfúrico. –musito con enojo falso.

El Italiano vio esto como una oportunidad para darle celos al japonés y alemán, se acercó al soviético hasta sentarse en sus piernas, lo agarro de las mejillas empezando a darle pequeños besos por todo el rostro, acompañadas de palabras melosas.

El soviético se quedó paralizado, confundido por la acción de su pareja, no solía ser muy cariñoso, y cuando lo hacía era porque algo quería.

-Oh, mi vida.. –dijo suavemente el tricolor–, ¿estas bien? ¿Te golpeaste muy fuerte amor? Ten más cuidado la próxima querido, ¿si?..

URSS arqueo la ceja mirando a su enamorado, que tenía una mirada comprensible, llena de amor y cariño.

-Ya enserio Italia..–repsondio a las acciones del Europeo el soviético–.¿Que quieres?

Italia Fascista fruncio el ceño ante esa pregunta, ya que Third Reich se empezó a reír como desquiciado, hasta imperio japonés, pero este tenía la risa más suave.

-Pues disculpa por siquiera tratar de ser cariñoso.. –respondio entre dientes Fascista, para quitarse de encima del comunista.

URSS dio una risa nasal, luego para estallar en risas escandalosas al igual que Third Reich.

Italia Fascista miro al frente con un ligero sonrojo en sus mejillas, cruzado de brazos con enfado.

El soviético se acercó a el aún entre risas leves y lo beso en una mejilla, para poner en marcha el auto e ir denuevo a su casa.

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Esta bien, no se tomen muy encerio esto, solo quiero que masomenos se den la idea de las personalidades de estos cuatro, simple relleno a decir verdad, la cabeza me explota de muchas cosas.

El cuarteto más extraño de la historiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora