Inicio mi carrera a la vez que agudizo mi sentido del oído para captar los latidos del corazón de April, quien se encuentra a pocos metros de distancia. A la par, escucho a las criaturas correr en la misma dirección que yo, lo cual me hace sospechar que hay algo que April ha omitido mencionarme.
Deseo localizar con prontitud armas y municiones para prepararme y poder defenderme. Escucho el sonido rápido y pesado de sus pisadas en el suelo; son dos sujetos experimentales. Si todo sale como lo he planeado, los eliminaré en un abrir y cerrar de ojos.
Me detengo cada vez que se acercan más, girando lentamente para enfrentarme a ellos. Los espero ansiosamente en mi posición, con un deseo incontrolable de acabar con sus vidas. Extiendo los brazos a los lados, con las katanas en mano, listo para enfrentar a esas criaturas.
Ellos ansían sangre y, sin lugar a dudas, lograrán sus deseos. Se acercan a mí abriendo sus fauces y mostrando sus afilados colmillos, repletos de carne podrida. Están enfurecidos por mi desafío, algo que no les agrada en absoluto, lo cual me impulsa aún más a cazarlos y exterminarlos.
Se aproximan velozmente hacia mí, emitiendo estruendosos gruñidos que resuenan en el entorno. Permanezco firme en mi posición, aguardando su llegada. Uno se aproxima desde la derecha y el otro desde la izquierda; el de la izquierda es el primero en atacar. Ante esto, reacciono con celeridad, moviendo mi mano izquierda para que la katana atraviese su cráneo y caiga sin vida.
El otro enemigo ruge con furia, a la vez que el último realiza el mismo procedimiento que el experimento anterior, lanzándose hacia mí con rapidez. Coloco mis dos katanas en forma de equis, atrapando la cabeza del enemigo entre ellas. Al cerrar las katanas, consigo cortarle el cuello a esa criatura.
La cabeza del animal cae sobre mis botas negras de combate, impregnándolas con su repugnante y fétida sangre. Limpio las hojas de las katanas con el cuerpo inerte y las guardo, dispuesto a continuar mi camino en busca de April.
Al llegar a un edificio en estado de ruina, ingreso por una de sus ventanas con facilidad. Puedo percibir los latidos acelerados de April, así como un fuerte olor a sangre. Avanzo hacia ella, y mis pisadas resuenan por todo el lugar.
—¿Eres tú, Exterminador? —pregunta ella con la voz temblorosa.
—¡Sí, soy yo! —respondo.
Ella exhala profundamente y se acerca a mí con una gran maleta abierta, en la que se pueden apreciar distintas armas de varios modelos y tamaños, acompañadas de sus respectivos cartuchos de munición.
—La encontré cerca de una pequeña colina repleta de esqueletos humanos —informa. Me acerco para poder tomar la maleta y examinar detenidamente las armas.
Me agacho para inspeccionar el contenido de la maleta. April intenta observarme desde la oscuridad, y en su mirada percibo el cansancio que la embarga.
Su cuerpo muestra dificultades para mantener el equilibrio, inclinándose hacia los lados, y su respiración es más agitada de lo habitual; está exhausta y desde el incidente no ha querido dirigirme la palabra.
Siento que están más evolucionados estos experimentos en este hábitat, así que dudo de la fiabilidad de permanecer aquí esta noche. Creo que April no apreciará lo que le tengo que decir.
—Esta noche será larga; no podremos permanecer en un solo lugar —saco algunas armas de la maleta para examinarlas—. Vendrán más peligros, así que debemos mantenernos en movimiento hasta que salga el sol —informa.
—¿Qué? —exclama—. No creo que pueda resistir tanto tiempo. Se acerca a mí, guardo los elementos necesarios en nuestra mochila y se los paso a April.
—Será necesario realizar un gran esfuerzo si deseas sobrevivir esta noche —me levanto para poder observarla. Ella asiente rápidamente.
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Exterminio: El Comienzo
Ciencia FicciónFui creado para matar sin sentir culpa, para destruir y asesinar sin compasión. Pero ella llegó, y yo no sabía lo que era amar; eso no estaba en mis planes ni en lo que me enseñaron como exterminador. Hasta que esa pequeña pelirroja me mostró lo que...