Capítulo 3

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07:01 AM. Llevo media hora acostada en mi cama, mirando fijamente el techo y reflexionando. Reviso por milésima vez mi celular. 3 de septiembre. No soporto más este dolor.

-¡Sol! ¿Estás despierta? Hay un pajarito esperándote en la puerta, avisa mi madre desde la cocina en la planta de abajo riendo levemente.

Mierda. Es mi novio. O exnovio. O era mi novio, y ahora lo vuelve a ser. O...

Sin duda, me veo obligada a tratar de darme explicaciones. Lo último que recuerdo es la noche antes de año nuevo. 11:57 PM. Salgo corriendo de casa llorando, gritando, sufriendo. No me importaba nada, no aguantaba nada. No quería nada. Nada más que acabar con mi vida. Acabar con una vida arruinada, y regresar con mi amor. Ella era mi vida. Sin ella no quedaba nada. 00:00 AM. Solo se oyen voces de alegría y de júbilo clamando el nuevo año.

Me mato.

Pero, al parecer, la muerte no me quiere. Aún no es mi momento. Por eso me mandó a volver al pasado. A arreglarlo todo, creo. A decir verdad, no estoy segura de nada.

Simplemente me tocará revivir los últimos 4 meses, y restaurar el orden. Mi orden.

Todo.

Me levanto de mi lecho. Me duele la cabeza, mas trato de sostenerme "recta y derecha como una damisela", como diría mi madre. Puede sonar algo sexista esa frase, pero es que no vas a encontrar a alguna otra familia más conservadora que la mía. Y católica, teniendo en cuenta que mi padre, de origen árabe, se reconvirtió al catolicismo luego de considerarse musulmán tal y como lo hacen la mayoría de la gente de su país (de hecho, de ahí viene mi apellido Abdi, que significa "eterno"), aunque esto no lo reprimo, pues yo también creo en el Cristo. Mejor dicho, creo en Dios, en algún dios. Algún ser magnífico capaz de todo. Capaz de crear el mundo tal y como lo conocemos hoy en día. Y puede que ni siquiera sea el dios mostrado en la Biblia. Sin embargo, he sido educada por una familia católica, por lo cual sigo ritos más bien creyentes en el Jesús y el Cristo. No obstante, quisiera poder descubrir las demás religiones que desde siempre he ignorado, tanto monoteístas como politeístas, y encuentro que ciertas ideas conservadoras no tienen lógica ni razonamiento alguno. Por ejemplo, el entendimiento de que los homosexuales deben de ser odiados, torturados, matados, masacrados, exterminados...

Veo la puerta abrirse. Independiente del culto de mi familia, mi madre nunca ha aprendido a tocar antes de abrir una puerta. Pese a que no debería de estar en contra de las acciones de mi madre y mucho menos debería ofenderla, la he reprochado muchas veces, y, ocasionalmente, lo he hecho con rabia, aunque luego me he sentido mal. Siempre he sentido que yo y mi madre nunca nos hemos entendido bien, pero, a pesar de todo, sigue siendo mi madre. Y en este último tiempo, lamento que es la única persona que me queda...

-Te tienes que ir despertando, me advierte, que hoy vuelves al instituto...

No contesto. ¿Qué responder a esto, sabiendo que el día anterior ni siquiera me encontraba a 2 de septiembre, y había tentando en quitarme la vida? Agacho la cabeza, avergonzada y aturdida. Mi madre se da cuenta de mi incomódidad.

-Ey, continúa. Sé que este verano ha sido duro, pero tienes que ser fuerte. Fuerte por tus hermanos, por tus amigos... Por mí. Por favor...

Agradezco su compasión. Es de las pocas veces que he podido percibir esta sensibilidad de su parte. Recuerdo como la última vez había estado llorando toda la noche, con miedo a volver al infierno que siempre me había atormentado. Desde siempre he sufrido bullying, no tengo casi amigas, y nunca he podido encontrar el apoyo necesario de la parte de los profes. Y tampoco de mis padres. Y, nada más al despertar, tocaba santamente poner la mejor cara posible. Aquella que le gusta a los demás.

Empero, hoy la energía no me acompaña. Y tomo conciencia de que nunca he estado tan sola como ahora. Y como hace 4 meses.

Seguido a esto, al ver que no mostraba reacción alguna, sencillamente me besó en la frente y salió del cuarto cerrando la puerta.

Me recuesto en la cama. Solo quiero que lo que esté viviendo ahora sea un maldito sueño, despertar junto a mi amada y abrazarla. Abrazarla como nunca antes. Pero sé que no va a ser así. A pesar del ámbito paranormal de todo lo que me está ocurriendo, todo es tan real. E inexplicable.

Tocan en mi puerta. Es mi novio.

-¿Amor?, llama suavemente. ¿Puedo pasar?

No. No puedes. No quiero que pases. Vete. No pienso replicar.

-Amor... Sé que es difícil, retoma, pero por favor. No sabes cuánto te amo ni cuanto no soporto verte triste. S'il vous plaît...

Odio cuando hace eso. Únicamente piensa en él y en nadie más, incluso cuándo intenta ser una buena persona. Nada más se siente desesperado porque yo ya no le amo como antes por todo lo que ha pasado, y en vez de preocuparse por mí, se preocupa por él mismo. Él no ha sufrido ni un cuarto de lo que yo lo he hecho, y aún se cree lo suficiente como para ponerse con su "No sabes cuanto te amo ni cuanto no soporto verte triste", rematando con su francés "elegante" que aprendió en un campamento de una semana. Si yo esto ya lo sé, yo ya sé que durante el verano me engañaste y te abandonaron, y por eso estás tan sensible ahora mismo. Y lo peor es que nadie sabe lo malo que eres ni en lo malo que te vas a convertir. Solo yo, pues actualmente tendría el "poder" (o maledicción) de predecir el futuro. Vete a la mierda.

-¿Preferirías mejor que te espere abajo, y vamos juntos al insti?, pregunta con su falsa dulzura para intentar aliviar la situación.

-No, Manuel, alego al fin pese a mi intención inicial. Vete, ya no quiero saber nada más sobre ti. Ya lo sé todo.

-Cariño, insiste, escúchame. No sabes nada. No lo entiendes...

-Manuel, me has matado por dentro. ¿No entiendes que mi corazón ya estaba al punto de quebrarse, yo te estaba pidiendo ayuda, y tú lo único que hiciste fue darle un empujoncito, un empujoncito cruel, dejándolo caer al abismo? Y aún pretendes seguir con tus "cariño" y "amor". ¡Por favor! Ni un perdón he oído salir de tu boca, ¿y con eso te atreves a decir que no sé nada? ¡Ah!, y, no, Manuel, sí que lo entiendo. ¡Lo entiendo todo! ¡Todo! Así que váyase de mi vista, que tenga una buena vida, pero váyase, lo nuestro se acabó, termino.

Y sin más, salió, cerrando la puerta. Llegué a pensar que él seguiría quejándose, pero no puede tener tan poca dignidad como para hacer eso. Él conoce perfectamente el origen de mi enojo. Y, al fin, por una vez en nuestra miserable relación, hace caso a lo que yo le digo. De irse. Y lo hace bien.

Y lloro. Lloro a más no poder. Caigo en cuenta de que acabo de cortar con mi novio después de casi 10 meses juntos. Casi 10 meses efímeros. Aunque, por supuesto, técnicamente, ya lo había hecho antes "hace 4 meses". Y lo realisé de la forma más violenta posible, incluso más que la última vez, en dónde tan solo le empecé a chillar con desespero y rabia y sin pronunciar correctamente mis ideas, símbolo de que no las tenía claras. Pero ahora es distinto.

Mas, pese a todo, el dolor siempre se queda. Y sé que lo mío con él va a terminar peor.

Claro. Así es. Ya lo sé todo...

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