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En la noche Jacob se dirigió con sus cosas a la casa de los Cullen dándose cuenta que ya se habían ido todos.

Antes de que pudiera llamar a la puerta Edward apareció y le abrió.

Edward: ¿que haces afuera? –pregunto confundido cuando este se quedó parado sin tocar la puerta antes– ¿que ocurre?

Jacob: nada –sonríe para entrar a la casa

Empezaron a subir las escaleras hasta la habitación de Edward.

Edward: oye –lo detuvo agarrando su mano– me parece justo que yo también este representado –Jacob lo miro confundido pero al mirar la pulsera con el dije del lobo esta ahora tenía también un dije de un diamante con forma de corazón

Jacob: es muy bonito –agranda su sonrisa mirando el detalle y después lo miro– gracias

Edward sonríe para seguir su camino llegando a su habitación que ahora que había remodelado dejándola como una habitación normal.

Jacob: ¿una cama? –mira confundido la cama en medio de la habitación con cobijas doradas, cortinas del mismo color y con un techo donde colgaban flores

Edward: pensé que querias una para dormir –explicó

Jacob: un colchón de aire era suficiente –dijo con una sonrisa divertida sentándose en la cama

Edward: ¿es demaciado? –pregunto apenado

Jacob: no –negó mirando el diseño de la cama– es perfecta –en eso recordó lo que quiera preguntarle a Edward hace rato– ¿puedo hacerte una pregunta?

Edward: lo que quieras –le pone atención

Jacob:...–pasa grueso nervioso– ¿el matrimonio es la condición que pones para cambiarme tu mismo?

Edward:...–sonríe divertido– así es –se sienta a su lado

Jacob: entonces quiero negociar mis condiciones –se acomoda quedado cara a cara

Edward: lo que tu quieras –aceptó– es tuyo

Jacob: ¿lo prometes? –lo mira a los ojos

Edward: si –asintió esperando que dijera sus condiciones. Jacob no dijo nada y solo se aserco a su rostro empezando a besarlo– oye...–Jacob lo agarra con delicadeza del cuello intensificando el beso– ah Jacob...no –se aparta rápidamente

Jacob: querias que tuviera todas las experiencias humanas –le recordó

Edward: no las que podrían llegar a matarte –dijo nervioso

Jacob: eso no pasará –Edward desvía la mirada– te deseo –confesó con un leve sonrojo– siendo yo mismo –pasa grueso– mientras el deseo exista

Edward:...–nego– es muy arriesgado

Jacob: trata –le rogo– inténtalo –suspira– hire a una universidad carísima y me compraras un auto –dijo para convencerlo sabiendo que eso quería Edward para el– nos casaremos, pero inténtalo

Edward se quedó pensativo un momento para mirarlo y cogerlo de la nuca con delicadeza acercando su rostro para empezar a besarse.

Poco a poco el beso fue subiendo de intensidad hasta que ambos terminaron acostados en la cama sin dejar ni un segundo de besarse y sus manos recorrían el cuerpo del otro sin descaro alguno.

Edward: no trates de quitarte la ropa –murmuro entre el beso

Jacob: eso te lo dejó a ti –lo agarra de la nuca

Crepúsculo alternativoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora