Hoy es el día, es su primer pensamiento al despertar. Lo ha sido desde el primer día en que fue capturado por la policía.
Sabe mejor que nadie que por sí solo no puede huir de ese lugar, porque ya lo habría hecho. Necesita ayuda de aquellos afortunados que lograron escapar de las garras de los oficiales.
Willy, su mejor amigo y más fiel allegado, huyó antes de ser detectado. Nadie jamás podría encontrarlo si él no lo quería, ni siquiera con toda la información que tenían sobre él.
Información que había sido entregada de primera mano por Rubén.
Rubén Doblas.
El maldito hipócrita que lo había llevado a la ruina.
Un ladrón tan talentoso, que robó su atención desde el primer momento. Y después se llevó su corazón y lo destrozó como nunca nadie lo había hecho antes.
Lo odia.
Lo odia tanto por haberle mentido en la cara, por haber jugado con sus sentimientos, por haberse metido en su cabeza y en sus pensamientos.
Pero también lo ama.
Lo ama tanto como no había amado a nadie. Ama su perfecta sonrisa y sus ojos esmeralda, su blanco cabello y su hermoso cuerpo. Ama su agilidad, su capacidad de robar. Había sido tan útil.
Habían logrado tanto juntos, y hubieran hecho mucho más. Si tan solo...
Niega. El hubiera no existe, se recuerda a sí mismo. Rubén eligió su bando, eligió la misión en vez de su amor.
Aunque que tal vez, piensa Samuel, enamorarlo siempre fue parte del plan.
No se levanta de la cama —si es que puede llamarle así al pedazo de metal con telas que es eso—, cuando los guardias llaman a su reja. Ni cuando todos los demás prisioneros pasan, haciendo tanto ruido que debe taparse los oídos para soportarlo.
Es la hora del almuerzo, pero no quiere comer. No ha tenido hambre desde aquella noche, de hacía dos semanas. Quizá ha comido un par de veces, aunque no puede recordarlo bien. Tal vez bajará en la cena, si es capaz de levantarse.
A veces logra poner de lado todos esos sentimientos que no paran de desbordarlo, levantarse de la cama y hacer algo, casi siempre mucho ejercicio, hasta que sus músculos arden y ya no puede moverse.
Pero otras veces, le falta energía hasta para moverse, y se acuesta hasta que el hambre lo fuerza a ir por algo de comer.
Se gira, dándole la espalda a la reja, a los prisioneros y guardias, que podrían irse a la mierda si por él fuera. Toma su cobija y la sube hasta que tapa todo su cuerpo. Y cierra los ojos, decidido a dormir hasta que ya no pueda volver a hacerlo.
* * *
Será hoy, piensa mientras se lleva una cucharada de arroz a la boca. Pronto vendrán por él, lo sabe. Él es el jefe, no pueden abandonarlo a su suerte mientras viven una vida plena, ignorando su parte criminal.
Piensa en Luzu. Uno de sus hombres más cercanos, que había escapado de la policía. Con una esposa hermosa, y un hijo pequeño, era muy probable que Luzu se hubiese ido del país, y jamás vaya a rescatarlo.
Está bien, se convence. Luzu no tiene que volver a ser quien era, se merece ser feliz ahora que tiene una nueva razón para seguir viviendo.
Luzu es su única excepción. Pero todos los demás ex-integrantes deberían venir a buscarlo.
No soporta más estar en prisión. Nunca pasa nada interesante, nadie le habla ni se acerca a él y tampoco puede jugar con sus armas, como solía hacerlo antes.
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Mundo sin ti | Rubegetta
FanfictionSamuel De Luque, ex jefe de la Mafia, fue atrapado y encarcelado por culpa de un policía en cubierto: Rubén Doblas. Pasó tanto tiempo en prisión, que perdió la esperanza de volver a ser libre. Sin embargo, una noche logra escapar y decide poner en...