CAPITULO 9

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Al momento de quedarme dormida sentí como si todo mi cuerpo flotara ya que no sentía suelo o ninguna pared cercana.

Se me hizo raro que esta vez no soñé con la muerte de mi madre.

Veía nada más que oscuridad y la suavidad que se sentía al flotar era algo diferente a cuando me acostaba en cualquier cama.

Empecé a sentir como un aire frío me rozaba la cara y de pronto aparecí en una playa iluminada por la luz de una luna roja.

En un parpadeo un sinfín de personas vestidas con caperusas rojas, azules y negras, estaban alrededor mío sin dejar un hueco para poder salir corriendo o escapar. Estaban estáticos como piedras.

Cada persona tenía en su mano una antorcha de llama azul y un cáliz de plata con hileras rojas.

Hablaban un idioma extraño, mucho más extraño que cualquiera que existiese.

Era sin duda lo más raro que he soñado, aunque en realidad si queria ver cómo este sueño terminará, aunque el miedo empezará a hacerse presente no debía flaquear.

Las personas mientras recitaban sus palabras iban a apareciendo frente a ellos, unos jóvenes arrodillados viéndome, no sabría cómo definir sus rostros, eran inciertos y a la vez muy sombrios, pero si hubieron unas que reconocí.

Terry.

Felicia.

Carolina y...

¡Freya!

Intenté correr hacia ella, pero al momento de hacerlo la escena cambio totalmente.

Ahora estábamos en una especie templo hecho de solo piedra volcánica, sí, piedra volcánica de Isla Azúl.

Ahora habían más personas que seguían recitando las palabras unas y otra vez cada vez más fuerte. Los jóvenes arrodillados ya no estaban en esa posición, ahora se encontraban guindados de cabeza sobre mí.

Intenté moverme, correr, solo que al momento de hacerlo unas cadenas emergieron del suelo, rodearon mi cuerpo hasta mi cuello he hicieron que quedará de rodillas.

Mi posición parecía estar en una especie de altar o algo para sacrificios, ya que los que estaban de cabeza sobre apuntaban hacia una especie de escalera que daba hasta un circulo con algo de profundidad donde estaba arrodillada y encadenada.

Todos los que recitaban las palabras ahora se quedaron totalmente callados, sentía sus pesadas miradas sobre mí.

Frente a mi, se hizo presente una figura femenina que reía con placer, parecía que disfrutaba ver la escena.

La figura ahora con una gran daga en mano se paseaba cerca de los jóvenes que estaban sobre mi, los acariciaba, besaba, tocaba y manoseaba a su gusto, luego paso a estar frente a mí, con su caperusa que le cubría el rostro, solo mencionó dos palabras.

-Bienvenido, amo -dijo y luego camino hasta los jovenes.

Los recitadores le entregaron un gran cáliz de oro vacío.

Seguido de eso con la daga corto el cuello de uno de los jóvenes.

Sentí su dolor, su impotencia, su tristeza, como si todos los sentimientos de él en ese momento fueron transferidos a mí, eso fue el detonante de que un gran grito de dolor ligado con llanto saliera de mí.

Antes que la sangre del joven cayera al piso la mujer dejo caer las primeras gotas dentro el cáliz.

Luego paso a otro de los jóvenes e hizo lo mismo.

El dolor y cada cosa que sintió en momento lo sentí igual.

Intentaba ahogar mis gritos con movimientos bruscos para ver si podía safarme de las cadenas, cosa que era inútil, cada vez presionaban mas mi cuerpo al piso.

Camile Encanto De Tiburón [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora