Lyra despertó con el sonido del despertador. Bostezó y se estiró, sintiendo el calor de las sábanas. Miró el reloj y vio que eran las seis de la mañana. Era hora de levantarse y empezar el día.
Se levantó de la cama y se dirigió al baño. Se lavó la cara y se cepilló los dientes, observando su reflejo en el espejo. En el cuál podía apreciarse perfectamente a una chica de dieciséis años, de cabello claro y ojos color lila. Su cabello le llegaba un poco más allá de los hombros, y lo llevaba suelto o en ocasiones recogido en una o dos coletas. Sus ojos eran grandes y expresivos, y tenían un brillo especial. Su nariz era pequeña y respingona, y sus mejillas tenían un aspecto muy suave. Su boca era muy fina, que por lo regular se curvaba en una sonrisa dulce. Tenía unas cejas finas y arqueadas. Era una chica muy hermosa, pero su belleza no era lo más llamativo de ella.
Lyra era una chica inteligente y perspicaz. Tenía una mente aguda y una capacidad de análisis asombrosa. Era una gran lectora, y siempre estaba aprendiendo cosas nuevas. Le gustaban todo tipo de libros, desde novelas hasta ensayos, pasando por cómics y revistas. Su género favorito era la ciencia ficción, pues le fascinaba imaginar mundos y situaciones diferentes a los que conocía. Era una chica muy creativa, y le encantaba inventar nuevas cosas. Desde que tiene memoria, se le ha visto con gran interés por hacer experimentos, construir aparatos y diseñar proyectos. Su sueño, convertirse en una científica famosa y hacer grandes descubrimientos.
Lyra también era una chica muy amable y compasiva. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, y nunca se negaba a una buena causa. Era muy justa, y siempre luchaba por lo que creía correcto. No toleraba las injusticias, las mentiras ni las crueldades. Era una mujer muy valiente, y no le temía a nada ni a nadie.
Lyra vivía sola en una pequeña casa en el pueblo. No tenía familia, pues nunca conoció a sus padres y tampoco tiene algún recuerdo de ellos. Desde siempre, se había hecho cargo de sí misma, y había aprendido a vivir sin depender de nadie. No lo sentía como una carga, sino como una oportunidad. Estaba acostumbrada a estar sola, y disfrutaba de su propia compañía. No le faltaba nada, pues tenía todo lo que necesitaba: una casa, comida, ropa, libros y una beca que le ofreció la comisaría del pueblo para poder estudiar.
Su día a día era bastante rutinario. Por las mañanas, se levantaba temprano y se preparaba para ir a la escuela. Se vestía con ropa cómoda y práctica, sin preocuparse mucho por la moda, casualmente, siempre parecía estar a la moda. Se ponía una camiseta, unos jeans o faldas cortas, unas zapatillas y una mochila; otras veces simplemente usaba su uniforme. De vez en cuando, se ponía algún accesorio, como una pulsera, un collar o unos pendientes. Se peinaba con rapidez, y se aplicaba un poco de maquillaje, solo lo necesario para resaltar sus rasgos y no todas las veces. Era una estudiante excelente, y siempre se esforzaba al máximo. Sacaba las mejores notas, y participaba activamente en las clases. Sus profesores la admiraban, y sus compañeros la respetaban. Después de la escuela, solía ir a la biblioteca o al parque a leer o estudiar. Le gustaba aprovechar el tiempo, y siempre tenía algo que hacer. Por las noches, se relajaba viendo la televisión o leyendo un libro. Le gustaba ver programas de ciencia, documentales o películas de aventuras. Le gustaba leer historias que la hicieran soñar, reír o emocionarse.
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Decompressed World (El Mundo Descomprimido)
FantasyEn un mundo sacudido por un poder capaz de desencadenar cataclismos, Lyra y Mayden poco a poco desarrollan habilidades asombrosas. Virtuosos en la destreza guerrera, se lanzan a una odisea para desentrañar el misterio de su capacidad y enfrentar a l...