Dan Feng tiene un día difícil como Yinyue-Jun, lo cual no es ninguna novedad.
Yingxing se encarga de liberar su estrés.
(Sí, tienen sexo, aunque no sucede enseguida).
➡️ONE SHOT | HISTORIA FINALIZADA⬅️
También podéis encontrar el fic en mi perfil de...
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¡Hola a todos, bienvenidos!
Primero que nada y por precaución, si eres fan de HSR pero no te gusta RenHeng o XingYue, este no es un sitio para ti, así que te invito cordialmente a no leer este fanfic, respeto ante todo por favor.
Segundo, esta es mi primera vez escribiendo algo sobre mis niños, así que perdón de antemano si hay algún error, lo cual me lleva a recalcar también el hecho de que no llevo mucho en el fandom, así que perdón nuevamente si cometo errores con algo relacionado a la historia, (aunque habrá cosas que estén inventadas por falta de datos en el lore, por ejemplo la edad de Dan Feng cuando conoció a Yingxing).
Tercero, hace más de 1 año, más o menos, que no escribo en serio, no he perdido práctica gracias al rolplay, pero esto no es tan bueno como podría serlo, (aunque ha resultado ser más largo de lo que esperaba). Aún así, aquí estoy, teniendo inspiración para escribir algo gracias a ellos y ofreciendoos humildemente este fic por ello.
Igualmente, espero que os guste y lo disfrutéis❤️
-Luk🍁⚔️ (@Titan-Angriff)
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Desde que era un niño siempre se le había educado para ser la mejor versión de sí mismo, lo cual le llevaba a tener que alcanzar la perfección en más situaciones de las que le gustaría admitir. Dan Feng no era una persona que hablara de sus sentimientos o expresara estos en alto, más bien era frío y reservado, y por eso mismo desde que tenía memoria, había estado cargando con todo el peso de sus obligaciones, y las expectativas puestas en él, sobre sus hombros sin compartirlo con alguien más.
Sus rutinas, monótonas y repetitivas hasta decir basta, llegaban a resultar tediosas en muchas ocasiones, pero, ¿cómo iba a quejarse de ello? ¿Cómo podría? Él era Yinyue-Jun, vástago del Eón Long, la permanencia, a quien le había sido otorgado el privilegio de custodiar de su gente, quien contaba con poderes que muchos otros solo soñaban con tener. ¿Cómo era que osaba siquiera pensar en que todo eso, más que un regalo, podía llegar a ser una maldición en algunas ocasiones?
Y por eso mismo, prácticamente desde que renació, tuvo que autoconvencerse de que ese era su destino, que solo él, de todos, podía llevar tan importante tarea en todas y cada una de sus vidas. Y fue así hasta que se lo acabó creyendo, hasta que su imagen como ser viviente se contrajo y desdibujó, hasta que se olvidó de sí mismo y solo se centró en ver por los demás, dejándose a sí mismo ante el peligro, abandonado y desatendido, ignorando la autoflagelación que se estaba provocando.
Por eso, a pesar de todo, empezó a ser cada vez más estricto consigo mismo, como si el resto de personas no se esforzaran ya en serlo. De todas formas nadie era lo suficientemente cercano a él como para preocuparse y aconsejarle que se detuviera y se tomara un descanso, que se cuidara. No tenía amigos, nadie se acercaba a él, ya fuera por su cargo, por su presencia imponente o por su seriedad. Quizás porque en algún punto incluso empezaron a verle más como un autómata sin sentimientos y menos como un vidyadhara con emociones reales como todos los demás.
