Choi Soobin se encontraba sentado tomando de un vaso de licor en la barra de ese club nocturno, cuando observó a ese lindo mesero atender a una de las mesas a unos cuantos metros lejos de él.Eran largas las noches en las que no dormía sólo por pensar en el chico, que con tan sólo unas miradas sugerentes le dejaba el corazón latiendo fuerte contra su pecho.
Hace dos meses que había ido allí acompañado de unos amigos y desde entonces no había deiado de asistir a ese club todas las noches de los sábados. Y es que para él, Choi Yeonjun era el ser más precioso, de facciones delicadas y sonrisa perfecta, con ese cuerpo de ensueño, esas bonitas mejillas sonrosadas y ese cabello largo rosa, tan bonito cómo el brillo de sus ojos negros.
Pasaron varias semanas antes de que el chico le pudiese prestar atención a Soobin, ya que el mayor solía insistirle, para salir, ir a comer por ahí y tal vez llegar a algo más...
Hasta que un día, mientras dialogaban a las afueras de el local, el pelinegro no se aguantó y le arrebató un beso. Desde entonces, siempre se besaban en los baños a escondidas, antes de que el mayor regresase a su casa, ya que Yeonjun jamás accedía a nada más.
Yeonjun pasó por su lado y le dirigió una bonita sonrisa, indicándole con un gesto que lo siguiera. Soobin nervioso miró el panorama frente a él, para evitar cualquier posible inconveniente y se levantó de la barra decidido a seguir al pelirosa.
Caminó por los oscuros pasillos viéndolo avanzar hasta que llegó a una habitación, se acercó y no se había adentrado muy bien a esta cuando sintió que fue jalado de su camisa. Su boca fue atrapada en un fogoso beso y su cuerpo fue estrellado contra unas canastas que servían para aguardar los licores que en el local se vendían.
Correspondió el beso cómo pudo y bajó sus manos hacía el trasero contrario en donde apretujó, intentando disfrutar los pequeños minutos de gloria lo más que pudiese, lo más que el poco tiempo que estuviesen ahí, le permitiese. Tomó a Yeonjun de los muslos para alzarlo hasta su regazo, este enredando sus piernas alrededor de la cintura del rubio de inmediato, mientras su espalda yacía pegada a una pared que se encontraba cerca. Soobin comenzó un suave vaivén por encima de la ropa, demasiado caliente cómo para pensar en que fácilmente podrían ser pillados.
—Me vuelves loco. —Suspiró una sonrisa y sus labios fueron besados del mismo modo, impidiéndole articular palabras.— P-por favor, hagámoslo aquí.
—Sabes que no puedo permitir algo así. —Dijo Yeonjun agitado.— No aquí. —Soobin volvió a besarlo deseoso, se sentía flechado, como siempre.
Sus manos fueron al rostro de Yeonjun para separarlo de sí mismo y poder decir:
—Entonces, te llevaré a casa, quiero y necesito llevarte a casa.
—Yeonjun sonrió enormemente y festejó internamente por las palabras recientemente dichas por el mayor.— ¿Que estas esperando entonces?
—Que me digas que sí.
—Sí —Habló decidido el pelirosa.— Me encantaría Soobin, pero debes esperar a que mi turno de trabajo termine. —El pelinegro asintió, mientras difícilmente dejaba que el menor colocara los pies en el suelo y le regaló un último beso antes de que el chico desapareciese por la puerta de esa habitación oscura.
Soobin salió por la puerta trasera del local que se encontraba ahí cerca y envió a uno de sus guardaespaldas a que pagara la cuenta de las bebidas que consumió durante la noche, mientras el esperaba dentro del auto.
Pasaron alrededor de unos treinta minutos antes de que Yeonjun volviese aparecer frente a sus ojos, el menor subió al auto, le dirigió una bonita sonrisa y se limitó a mirar por la ventana durante todo el trayecto. El mayor difícilmente despegó su mirada de él, podrían pasar horas donde él se quedase ensimismado en esa irreal belleza y nunca se cansaría ni se vendría a dar cuenta, pues, así mismo sucedió en ese preciso instante, cuando uno de sus guardaespaldas le avisó que ya habían llegado a su casa, interrumpiendo sus pensamientos sobre lo mucho que deseaba a ese lindo chico.
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You ✧ soojun
Aksi-Yeonjun, quiero que esta noche te sientas bien, y no hace falta decir para que te he traído aquí, somos adultos y supongo que lo entiendes, por eso quiero que por favor te atrevas a dar el siguiente paso conmigo. -¿Que tendré yo a cambio? -Puedo pa...