🌼 I 𝐁𝐄𝐓𝐓𝐘 -
(𝘺𝘰𝘶 𝘩𝘦𝘢𝘳𝘥 𝘵𝘩𝘦 𝘳𝘶𝘮𝘰𝘳𝘴 𝘧𝘳𝘰𝘮 𝘐𝘯𝘦𝘻)
Alex y Betty tienen una amistad desde que son muy pequeños, sin embargo, un día la chica tuvo que irse de su pueblo, de su hogar. Luego de muchos meses...
Capítulo 6 Nunca estarás sola Take a piece of my heart. And make it all your own
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𝒷𝑒𝓉𝓉𝓎
Era el día del primer juego y como era costumbre, estaba preparándome para ir junto a mis amigos. Bueno, con casi todos ellos, Alex se encargaría de vender la famosa sidra de manzana que su familia preparaba. Por lo que, a pesar de que estaríamos un rato junto a él, no podíamos pasar todo el tiempo a su lado.
Mi relación con Alex, hasta ese momento, no había cambiado. Éramos únicamente amigos que sabían los sentimientos mutuos, por lo que decidimos ir lento. Teniendo en todo momento, el miedo al error y que toda la amistad de tantos años salga perjudicada.
Cuando ya estaba completamente lista, termine de tomar todo y guardarlo en mi cartera. Para salir a esperar a la madre de Mateo, quien sería la que me pasaría a buscar. La mamá de mi amigo no tardo tanto en aparecer y bajó la ventanilla de su auto para saludarme.
—Betty, hola —dijo la mujer mientras me dedicaba una sonrisa.
—Hola, ¿cómo estás? —pregunte al subir al auto.
Con la madre de Mateo, Alejandra, tuve una pequeña charla que duro todo el camino al lugar donde se realizaría el juego. Hacía un tiempo que yo no tenía la oportunidad de presentarme a un primer partido de la temporada. Sin embargo, bien sabia que se realizaba una especie de feria y por lo que Jackie le había mencionado, esta vez se haría una especie de subasta para ganar dinero para reparar el auditorio. Baje del auto con una sonrisa.
Me encuentro entre un torbellino de colores vibrantes y aromas tentadores que danzan en el aire. Estoy en un lugar que parece haber sido creado por la alegría misma: una feria bulliciosa y rebosante de vida. Mis sentidos son abrumados por la cacofonía alegre de risas, música alegre y el palpitar constante de la actividad.
A mi alrededor se despliegan puestos repletos de tesoros para los sentidos. A la derecha, hay una extensión interminable de puestos de comida, cada uno una oda gastronómica en sí mismo. Los aromas se entrelazan en el aire: el dulce tentador de algodón de azúcar compite con la fragancia ahumada de las parrillas y el irresistible perfume de palomitas de maíz recién hechas. Mis ojos se deleitan con la vista de montones de manzanas caramelizadas, churros bañados en azúcar y frutas exóticas rebanadas con maestría para convertirlas en bocados apetitosos.
Mientras me sumerjo en el bullicio, descubro un mundo de recuerdos en cada rincón. Los puestos de souvenirs exhiben sus tesoros, desde pequeñas figurillas coloridas hasta camisetas impresas con diseños llamativos que capturan la esencia misma de este lugar efervescente. Me siento tentado a llevar conmigo algo que capture la esencia de esta experiencia, una pequeña cápsula de felicidad que pueda atesorar y revivir más adelante.
A medida que avanzo, mis dedos se ven atraídos por accesorios brillantes y curiosidades únicas. Hay joyas centelleantes, artesanías meticulosamente talladas y bolsos confeccionados con telas exóticas. Cada puesto parece contar una historia distinta, ofreciendo una ventana a la creatividad y la habilidad de artesanos talentosos.
El vaivén de la multitud es como una coreografía caótica pero fascinante. Familias enteras riendo, niños con globos de colores rebotando alegremente, parejas paseando de la mano, todos sumergidos en este mundo de diversión y deleite.
La feria es un festín para los sentidos, una sinfonía de experiencias donde el gusto, la vista y el tacto convergen en un caleidoscopio de sensaciones. Es un lugar donde los recuerdos se entrelazan con la emoción del momento, creando un tapiz de alegría y color que perdura mucho después de haberse ido.
Sonreí al ver a Jackie y a Alex en el puesto de sidra. Me acerqué a ellos con una sonrisa mientras veía como Mateo se reunía con unos chicos de uno de los tantos clubes a los que pertenecía.
—Hola —dije mientras abrazaba a cada uno de mis amigos. Ambos chicos me devolvieron el saludo.
—¿Cómo van las ventas? —pregunte con una pequeña sonrisa mientras me apoyaba en la pequeña mesa que funcionaba como mostrador.
—Bien, aunque muchas veces se traba la manivela y es algo complicado —me respondió Alex mientras imitaba mi posición y quedaba a unos pocos centímetros de mí.
Sonreí un poco ante su respuesta, mientras notaba como Tamara llegaba a mi lado.
—Jackie, creo que ya conoces a Tamara —dije al ver como mi amiga me abrazaba por la cintura.
Mis dos amigas estaban al tanto de que Alex y yo estábamos en el proceso de ser algo más que amigos. Por lo que, como era de esperarse, Tamara le lanzaba miradas fugaces, como si fuera a matar a Alex simplemente con la mirada.
—Por lo que veo, alguien quiere que la acompañe —dije haciendo reír a mis amigos y volteando para comenzar a caminar.
—Betty —grito Alex mientras corría detrás de mí —. ¿Luego me acompañas a un lugar?
Asentí con la cabeza mientras mi amiga me alejaba de Alex, llevándome como si fuese un barrilete. Estaba por comenzar el pequeño show de apertura, por lo que nos adelantamos para llegar a ver el baile con claridad.
Las porristas de nuestra escuela, eran muy talentosas. Los bailes siempre salían a la perfección, era admirable la dedicación que las jóvenes tenían. Yo no tenía la destreza por el baile suficiente para poder siquiera pensar en ser parte del equipo de porristas.
Tamara y yo nos dedicábamos a aplaudir las grandes coreografías que se realizaban en el escenario. A lo lejos vimos a Mateo hablando con Kiley por lo que fui con una sonrisa a abrazar a mi amiga.
—Kils —la llamé antes de abrazarla con mucha fuerza.
Mientras mi abrazo con Kiley sucedía, una discusión entre Mateo y Tamara se escuchaba de fondo. Con mi amiga dimos una pequeña risa y yo volteé los ojos antes de volver a mirarlos. Esta vez estaban discutiendo acerca de si iba primero la leche o el cereal, pero los ojos de ambos estaban tan serios y enojados con la respuesta del otro que con mi amiga únicamente podíamos reír y caminar a los juegos.
—Quiero ganar uno de esos osos —dije con una sonrisa.
—Bueno, voy a cumplir tu deseo —dijo ella mientras reía y compraba varias fichas para comenzar a jugar.
Le sonreí al ver que al primer intento ya había ganado el oso. Me entrego el peluche y yo volví a abrazarla con fuerza.
—Eres la mejor, Kils —dije durante el abrazo.
Ella sonreía al ver lo emocionada que estaba por tener ese oso de peluche.
Tamara y Mateo venían corriendo hacia nosotros, seguían discutiendo. Cuando los cuatro ya estábamos juntos comenzamos a dirigirnos hacia el puesto de cidra. Alex parecía totalmente estresado, por lo que vino rápidamente junto a nosotros.
—¿Cómo van las ventas? —pregunto Kils con una sonrisa.
—Necesito que me digas que estados participaron en la Guerra Civil —dijo haciendo una sonrisa sarcástica.
—Fenomenal entonces —dije intentando sacarle una pequeña sonrisa. Aunque solo recibí una sonrisa de cansancio.
—Respira hondo y danos cuatro cidras, por favor —dije colocando mi mano en su hombro.
—Gracias por las compras de lástima —dijo él mientras soltaba una risa.
—Las que necesites —dije mientras le entregaba el dinero.