El paso

Capítuo 19

El espía

Terry enmudeció frente a Susana que salió detrás de él. Al mirarla vio su rostro marcado por la tristeza y el dolor.

—Susana, ¿estás bien?— la muchacha cojeaba ante un desconcertado Terry —Pero ¿qué te pasa?— el jardinero se puso en pie y se acercó a la mujer que se veía frágil y necesitada.

—Terry, que bueno que eres tú y no... —Susana soltó el llanto— Terry, ¿por qué te casaste con ella? No sabes en verdad qué clase de persona es —Susana cayó al piso tomando su pierna y quejándose.

—¿Estás bien? —Terry se hincó ante ella tratando de mirar que le ocurría. Terry observó a Susana que lo veía fijamente.

—Si tú cuidas de mí y me proteges de ella, lo estaré —Terry volteó su mirada, abrumado.

—Soy un hombre casado Susana, con Candy —Terry se sintió incómodo por cómo Susana le tomó su mano y la llevó a su pecho.

—No siempre se ama a la persona que nos acompaña al altar —Susana volteó el rostro de Terry para que la mirara— Terry, yo te amo. Y a pesar de haberte casado con ella, yo estoy dispuesta a ser tu amante, seré y haré lo que me pidas— Susana lo miraba con una mezcla de deseo y veneración—. Si me amas, yo aguantaré lo que me pase, incluso las injusticias de la mujer que ahora es tu esposa.

Terry observaba a Susana y en sus ojos vio a la joven de sus pesadillas, que caminaba con un bastón, vio un accidente en un teatro y se miró en una azotea donde estaban ella y Candy. Él pasó al lado de Candy con Susana en brazos y la llevó con él, luego el recuerdo que lo atormentaba una y otra vez. Candy corriendo en unas escaleras y él tras ella, pero la dejo ir, se veía llorando con una botella de licor, reprochándose ese momento y se decía:

—Si yo no la hubiera dejado ir, ella estaría aquí conmigo y viva— vio la sombra en que Susana se convirtió y dijo sosteniéndole la mirada—. Yo amo a Candy— este hecho hizo que los ojos de Susana se llenarán de lágrimas e irá.

—Así que la amas. A la maldita que nos tiene aquí para torturarnos, a mí me da la pierna y me la quita, a todos nos daña de alguna manera y si yo perdí mi pierna fue por ti, toda mi vida fue destruida por ti—.

Susana comenzó a llorar, si Terry no la iba a amar, al menos que la pena de su estado no lo dejara vivir. Terry por un instante estaba cayendo en sus patrañas, sintiendo lástima por ella, pero le llamó la atención ver la maldad en lo más profundo de sus ojos. Vio cómo él, en otro tiempo y ella, llegaron hasta la mansión Ardlay.

Era como estar en la cabeza de Susana, en sus recuerdos, vio que Eliza y ella se estuvieron escribiendo y planearon algo en contra de Candy. Vio a Susana ir y comprar un anillo de compromiso, el cual se puso al entrar con Eliza y la chica pelinegra de la fiesta, para ver a...

—¡Candy! —Terry se retiró de Susana con espanto.

—¿Candy? ¿Por qué me llamas así? Te declaro mi amor, ¿y me llamas como ella? — Susana comenzó a llorar, sintiéndose agredida— Te amo, siempre lo he hecho, he dado todo por ti sin cuestionar y sin reparo ¿Y esto es lo que recibo?— Susana era un mar de lágrimas.

Terry veía las imágenes de Susana en aquel cuarto, maltratando a Candy, para él eran imágenes incomprendidas.

—Ella me tortura, me lastima, me insulta diciéndome que no me amas por ser una mujer incompleta, ¿y tú ni siquiera eres capaz de tener compasión?—

Terry que no entendía qué era lo que veía, miraba a Susana ahí de pie, lamentándose para conmoverlo. Susana sabía que Candy en cualquier momento llegaría y los vería juntos, y que ella siempre estaría con él, así Candy fuera su esposa, ella sería su amante, no le importaba.