Quédate

1K 92 27
                                    

La situación se repitió muchas veces más a lo largo de los años, Mihawk siempre sabía donde encontrar al Pelirrojo y éste siempre lo recibía con los brazos abiertos. La tripulación ya hasta lo veía normal, consideraban a Ojos de Halcón como un amigo del pirata, por más extraño que esto pareciera, habían ocasiones en las que se veían 5 veces al año, lo que si se volvió imposible de creer fue que el capitan ya no se acostaba con nadie cuando terminaba alcoholizado en alguna isla, poco a poco se fueron dando cuenta y cuando le preguntaban lo único que obtenían como respuesta era "Ya no tengo edad para esas cosas" y hasta ahí quedaba.

A Shanks le gustaba cuando Mihawk iba a verle, de alguna manera se sentía importante para el espadachín ya que surcaba los mares para buscarle y encontrarle, sea donde sea que estuviera, pero también era verdad que comenzaba a sentirse usado. Las veces en las que se veían, el pelinegro llegaba al atardecer, tomaban un poco con la tripulación y después se desaparecían para "Conversar". A veces si platicaban de algunas cosas, intercambiaban algunas risas y posteriormente, sucumbian a los deseos que llevaban guardando desde la última vez que se habían visto. Posteriormente Ojos de halcón le decía que volvería y se marchaba.
El pelirrojo ya se estaba cansado y claro que se lo haría saber al espadachín la próxima vez que se vieran, aunque, por su mala suerte,  tuvieron que pasar 4 meses antes de otro encuentro.

Habían llegado a la isla por la tarde y, después de 10 días en el mar, Shanks decidió darles un respiro a la tripulación y les informó que podían hacer lo que quisieran por los siguientes dos días. Qué él se quedaría en el barco esa noche pero que ellos eran libres de divertirse, solo que no causaran muchos destrozos. Los piratas no dudaron ni un segundo en tomarle la palabra y salieron casi corriendo del barco en dirección a la aldea. El pelirrojo rió al observar la urgencia de los piratas de tocar tierra.

Shanks había decidido quedarse en el barco para poder pensar acerca de todo el asunto que estaba pasando con barba negra y el rumbo que estos sucesos tomarían, todo lo que podría afectarse y verse involucrado, no supo en qué momento oscureció, se levantó de la cubierta y estiró los músculos, había estado más tiempo sentado del que pensó.  Se encaminó hacia su habitación cuando el suave sonido del crujir de una de las tablas del barco lo hizo detenerse. Alguien estaba a bordo. Quizás era alguno de su tripulación pero le parecía extraño porque ya habrían hecho más ruido.

Tranquilamente llevó la mano a la empuñadura de la espada que llevaba en la cadera. No creía a alguien lo suficientemente tonto como para subir al barco del pelirrojo y querer atacarle.

—Siempre listo, Pelirrojo. Me gusta —Reconoció de inmediato esa voz pausada y gruesa. Por lo que quitó su mano de la espada y retomó su posición normal.

—Ojo de halcón —Exclamó el pirata girandose en la dirección de donde provenía la voz y ahí estaba él,  recargado sobre la madera viéndole con una sonrisa ladina en el rostro. 'Maldita sea, cada vez se ve más atractivo' pensó Shanks. —Han pasado algunos meses, pensé que ya no vendrías o que por la edad ya era más difícil para ti seguirme el paso — Sonrió con burla hacia el pelinegro.

—Te dije que yo siempre te iba a encontrar, donde sea que estuvieras... solo tuve algunas cosas que resolver primero. ¿Vamos? —Preguntó el espadachín y el pelirrojo sabía exactamente a lo que se refería. Le estaba pidiendo ir a la habitación. Recordó lo que había estado meditando meses atrás y se dijo a sí mismo que se lo diría antes de que el contrario se marchara.

Tan pronto como cruzaron la habitación Mihawk se lanzó hacia el pirata, específicamente a sus labios. Lo besó con necesidad, con pasión, con ganas. Shanks no se pudo controlar y le correspondió el beso de la misma manera, quería pensar que todo aquello era meramente pasional pero a decir verdad,  le extrañaba cuando no estaba, contaba los meses esperando que llegara antes y siempre estaba pendiente de las noticias en los periódicos por si se llegaba a publicar algo acerca del espadachín. Maldito sea, lo odiaba por convertirlo en eso, por causarle esos estúpidos sentimientos que no sabía si el otro correspondía o no, pero se había acabado, esa noche le haría frente, por lo que se propuso disfrutarlo al máximo en caso de que fuera la última vez.

Prontamente la ropa empiezo a sobrar. Las manos traviesas de ambos tocaban con necesidad cada parte del cuerpo contrario. Besos, mordidas, lamidas. Gemidos que pedían más, jadeos de dolor mezclados con placer cuando el espadachín mordía de más una parte sensible del pirata.

—Maldita sea, pelirrojo. —Exclamaba Mihawk sobre el cuello del contrario repartiendo besos y mordidas.

Cuando los toqueteos dejaron de ser suficientes Mihawk empotró al pirata contra la pared. Las piernas del pelirrojo le rodeaban la cadera y su único brazo rodeaba su cuello. Sin esperar ni un segundo más el espadachín entró en el pirata. Ambos gimieron satisfechos, como si aquello fuera lo que llevaban tiempo esperando y así era. Se agradecía que nadie más estuviera en el barco porque éste estaba lleno de gemidos, jadeos y maldiciones.

—Más rápido, Mihawk — El pelirrojo se había dado cuenta que cuando le llamaba por su nombre se prendía más y eso es exactamente lo que quería de él en ese momento.
Podía sentir como el pelinegro entraba y salía con velocidad de él,  logrando embestidas profundas que golpeaban el punto sensible del pirata. Las uñas se clavaron sobre la espalda del espadachín cuando Shanks ya no pudo soportarlo más y terminó,  manchando los cuerpos de ambos. Dracule se le unió un par de minutos después.

Ambos hombres estaban sudados, respirando con dificultad y sobre todo, extasiados. El pelinegro salió del pirata y lo dejó bajarse de encima, éste podía sentir como las piernas le temblaban todavía y se tuvo que sostener de la cama para no caer. El pelirrojo observaba a Mihawk mientras intentaba recobrar el aliento.

—¿Te gusta lo que ves? —Bromeó Mihawk al sentir la mirada del pirata sobre su cuerpo. Lo que realmente no sabía era todo lo que estaba pasando por la mente del pelirrojo. Éste último desvío la mirada y tragó duro. De repente el piso de la habitación se había convertido en lo más interesante del planeta y eso no pasó desapercibido para el espadachín. Frunció el ceño y se acercó al pelirrojo.

—¿Qué está pasando, Shanks? — Casi nunca le llamaba por su nombre pero consideró que aquel momento era lo suficientemente serio para hacerlo.

—Yo... Yo... es que no — Comenzó el pirata a balbucear sin poder encontrar las palabras correctas. Subió la vista para encarar al pelinegro y se dio cuenta que se estaba poniendo la ropa. 

—Si no quieres decirlo ahora, puede ser en la próxima vez, yo creo que podría venir en unos 2 meses... No sé si para entonces... —

—¿Y si te quedas esta noche? — Interrumpió Shanks. Lo cual sorprendió al espadachín.

¿Quedarse? Mihawk nunca había pensando en quedarse. Siempre pasaba un rato con el pelirrojo y luego se despedían con la promesa de verse de nuevo. ¿Qué había cambiado?

—¿Por qué quieres que me quede?

Shanks suspiró pesadamente y se armó de valor para decirle de una vez por todas lo que estaba pensando.

—No soy una puta de Cabaret,  Dracule. ¿Qué esperas de mi? ¿Que cada que vengas esté listo para que me cojas y después te vayas? ¿Que harás después? ¿Dejarme unos Berries en la cama como agradecimiento? NO SOY UNA PUTA — Enfatizó cada una de las palabras finales que dijo.

Mihawk se encontraba totalmente confundido. ¿A que venir aquello? ¿Por qué le estaba gritando y acusando cuando se supone que ambos estaban de acuerdo?

—¿Tú que quieres? ¿Que me quede aquí, juguemos al barquito feliz, te haga el desayuno y te dé flores? ¿Escuchas lo estúpido que suenas? — el espadachín estaba molesto y realmente no sabía el por qué.  —¿No eres una puta? ¿No te revolcabas con toda persona que se te pusiera enfrente? Al menos ahora solo lo haces conmigo, podrías decir que mejoraste, ¿No crees? —

Shanks lo miró furioso. ¿Cómo se atrevía ese maldito a decirle todo eso?

—Vete a la mierda,  Ojos de halcón. Lárgate de una vez de mi puto barco — Demandó el pelirrojo mirando fijamente al espadachín. Había sido suficiente.

Mihawk se puso el resto de la ropa y camino hacia la puerta, justo cuando estaba a punto de salir escuchó la voz del pirata. —Cuando cruces esa puerta lo que sea que teníamos, se habrá acabado. Tú volverás a lo tuyo y yo a lo mío. Es todo. —

Dracule se lo pensó un segundo antes de salir e irse. Si el pelirrojo quería terminarlo que hiciera lo que quisiera.

El pirata observó en silencio como el pelinegro se marchaba. Sabía que eso sucedería pero una pequeña parte de él albergaba la esperanza de que no se fuera y se quedara esa noche.

I could still take youDonde viven las historias. Descúbrelo ahora