Gamma

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Cuando llevaba unos veinte minutos caminando totalmente empapada por la lluvia, supe a donde quería dirijirme. A uno de mis lugares favoritos en el mundo, The Top off the rock allí me sentia como en casa, como si los problemas no existiesen. Así fue como  me sentí con una persona muy especial para mí y que lo seguirá siendo pase lo que pase porque Leo siempre tendrá un hueco en mi corazón a pesar de todo el daño que me llegó a hacer.
En mi familia siempre he sentido que sobraba, que si quería o necesitaba algo lo iba a tener que conseguir yo sola ya que no contaba con el apoyo de prácticamente nadie, y ni de que hablar de la compresión o de la empatía, aunque fuesen migajas de estas.
Cuando llegue a The Top off the rock, por fin amainó, y comenzó a salir un precioso arcoiris mezclado con los bonitos atardeceres que se vislumbraban desde allí. Muchas veces me habían dicho que soy como el viento, libre y gélido pero abrasante, y espeso. Vamos que se podría decir que tengo una personalidad variada, no es que esté loca, bueno quizás un poco, pero solo en situaciones que se requiera ser alocada, como montarse en una montaña rusa, o aún más emocionante hacer puenting a cien metros de altura. Cuando llevaba un rato sentada en los bancos, viendo las asombrosas vistas de New York en la noche que eran simplemente impresionantes. Y como si nada apareció a quien menos esperaba y quien quería ver menos, Leo.
-Leo- por fin te encuentro llevó horas buscándote, bueno no solo yo, si no todo el mundo, tu has visto las horas que son, es más te podría haber pasado algo.

-Mar- es que ahora te importa como este o lo que me pase.

-Leo- venga no vengas con esas, tú muy bien sabes que siempre me importara como estés o lo que te pase
No sabía donde estabas hasta que recordé cuál era tu lugar favorito en New York o más bien dicho en el mundo.

-Mar- veo que me sigues conociendo aunque sea un poco. Vamos no te mientas los dos sabemos que jamás te volverá a importar como estés o mis sentimientos. Porque recuerda y que no se te olvide fuiste tú el que me jodiste y me hiciste mierda así que ahora no me vengas con bonitas palabras, que te quede claro.

-Leo- decían que estaba súper borde hoy, pero no pensé que tanto. Venga vámonos, que nos están esperando en tu casa.
-Mar- yo no me voy a ninguna parte.

-Leo- con que esas tenemos, antes sales corriendo y ahora no te quieres mover. Si no quieres por las buenas será por las manos.

De repente me cogió por las piernas y me colgó tras su espalda y le gritaba
-Mar- bajame ahora mismo o verás

-Leo- está bien te bajo, pero con una condición solo si vienes conmigo.

-Mar- está bien, pero suéltame de una maldita vez por favor!!!
Cuando estuvimos abajo del edificio, y vi donde me tenía que subir me negué en rotundo. El imbécil me obligaba a subirme a su moto, y yo les temía a esas cosas, y el muy cabron lo sabía y lo hacia aposta, solo bastaba ver cómo se desternillaba a mi costa.

-Leo- anda haz el favor de subir, y no me lloriquees más porfavor.

-Mar- vale, está bien pero yo me subo en la parte trasera de la moto.

-Leo- de eso ni hablar señorita tú te pones en la parte delantera, que eres capaz de saltar de la moto con tal de escarparte otra vez para evitar pisar tu casa.

-Mar- ya veo que esto sigue sin de igual, y yo nunca tengo la mínima opcio de hacerlo.

-Leo- subes ya o que, si no me piro y te dejo aquí tirada.

-Mar- tus cambios de personalidad son como latigazos para mí, un día eres un  masoquista pervertido, al otro día rompes la normas, luego me tratas con bonitas palabras y eres muy protector y tu última faceta es ser un imbécil.

-Leo- anda no digas tonterías y súbete a lo moto de una puta, si no ya sabes.

-Mar- al menos dame tu casco ya que insistes tanto.

Tu y Yo a MuerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora