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1922

La tibia noche veraniega y las hermosas estrellas apreciaban sus cuerpos desnudos, la piel de ella brillaba a la luz de la luna disfrutando el extasis en su entrepierna. Él buscaba con desesperación sus labios mientras escuchaba los suspiros y gemidos que salían de ellos, al mismo tiempo mecía sus caderas para hacerla llegar al orgasmo, la arena de la playa se pegaba a sus cuerpos debido al sudor. Ambos contenían sus gemidos por sí en aquella playa alguien los estuviese viendo y aunque lo hubiera realmente no les importaría, que disfruten del espectáculo, nadie les impedirá el privilegio de disfrutarse y mucho menos a él, no le arruinarían ese momento, la suerte que tuvo de encontrar a una mujer como ella. ¿Qué hacía una mujer tan hermosa como ella nadando desnuda a la mitad de la noche? por fin Dios escucho sus plegarias y sintió su hambre, por fin iba a poder alimentarse después de tres días escondido escapando de su misma especie y ella estaba ahí a su merced, se veía deliciosa y él estaba tan hambriento. Pero por alguna razón morderla todavía no le nacía, tener sexo con ella lo estaba haciendo sentir algo que nunca había experimentado ni vivo ni muerto como si ella fuera hecha de deseo carnal quería poseerla para siempre hacerla suya cuando le plazca, "Después de esto la glamurizaré" pensó, la tendria entre sus colmillos cuando quiera y donde quiera.

Olía su piel y besaba sus senos con suavidad estaban salados por el agua del mar, ella le generaba sentimiento exquisito como si estar cogiendola lo llenara de vida, se sentía poderoso y el pequeño detalle de que la sal marina en su boca que inundaba su paladar no le importaba.
Cuando estaban cerca de llagar al clímax ambos se prepararon y se miraron a los ojos ella esperó a la última embestida que le daría el golpe de gracia para que el fuego de lujuria la quemara por completo, lanzó un último grito cerrando los ojos al igual que su amante, inhalaban y exhalaban con rapidez, agotados, se miraron a los ojos y ella sonrió pero él no le devolvió la sonrisa, en su lugar dejó visibles sus filosos incisivos y con gran velocidad mordió su cueyo. A ella se le borró la sonrisa y fue suplantada por un rostro de dolor y un grito ahogado, "Ay no..." pensó ella, pero no porque tuviese miedo de morir.

— Que carajos — dijo él separándose del cueyo de su amante, ¿la razón?. El horrible sabor de su sangre, que le hico reaccionar de forma rápida y se sostuvo la garganta, pero el mal sabor no era lo único que le obligo a dejar de beber de ella. "Quema" pensó, le ardía el rostro y la garganta como si hubiese tomado agua hirviendo se alejó con su velocidad sobre humana de ella.

— ¿Qué es esto? ¡¿Qué me hiciste perra?! — el ardor se había convertido en dolor y muy insoportable.

—Te recomiendo esperar a que se te pase en otro sitio —  ella se levantó de la arena y lo miró detenidamente — Una lastima, pudimos haber seguido toda la noche juntos — se empezó a alejar de él por la orilla de la hermosa playa en la que estaban. Y el se arrodilló presionando su abdomen con fuerza gritando de dolor, mirando como se elejaba, la hubiera seguido pero el dolor no le permitía moverse de su sitio, mientras gritaba de sufrimiento viendo como la hermosa mujer con la que habia estado se elejaba, todavía desnuda, en la oscuridad.

ACTUALIDAD

El sol estaba intenso ese día, más bien insoportable. Era un clásico clima de verano en la tranquila Luisiana, en la carretera de sus afueras conducía una joven, tal vez viviendo sus veintes, disfrutando del paisaje que le regalaba la naturaleza y sufriendo del calor inmenso que hacía dentro de su viejo y oxidado coche.

— Calor de mierda — Revisó por seguridad en su espejo retrovisor, mismo en el que colgaban unos dados de peluche, que no hubiese otro auto detrás de ella que pudiera causar el peor escenario que pudiese ocurrir en la carretera. Ella se quitó esos pensamiento y al ver que nadie se aproximaba quitó una mano del volante para poder tomar una botella con agua de las cuatro fundas que poseía en los asientos traseros de su auto, en el suelo del mismo habían docenas de botellas iguales pero estas vacías y arrugadas. El sol la estaba deshidratando con velocidad y debido a su condición necesitaba de litros de agua diariamente.

𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐚𝐳𝐮𝐥 - 𝐭𝐫𝐮𝐞 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora