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Siguió conduciendo y se adentró al pueblo hasta una pequeña calle cerrada y repleta de vegetación, en uno de los cordones se encontraba un cartel con un mensaje muy específico "No entrar, lárgate".

- Perfecto - sarcásticamente hablando, estaba justo en la dirección de casa de su tía. Amanda siempre fue una mujer a la que no le gustaban los extraños, es más, se mantuvo a raya con las reglas familiares y jamás decepcionó a mi abuela, cuando tuvo que irse se fué así como lo hará mi madre, su hermana menor, cuando sea su momento y como lo hará ella en su momento. "Ay tía, sigues siendo igual", pensó la joven.
Detuvo el auto porque ya no quedaba camino para poder seguir conduciendo así que no le quedó otra que bajarse, tomar su mochila y par de botellas de agua. Caminó por unos cuantos metros hasta llegar a un pequeño estanque y seguido a el una pequeña casa, la chica se acercó sabiendo que por fin había llegado y sonrió emocionada por volver a var a su pariente, quería verla hace mucho tiempo pero las normas de su familia no la dejaron. Caminó directo la entrada, abrió una botella de agua y tocó tres veces la madera barnizada de la puerta. Nadie respondió, pero la pelinegra no se rindió así que tocó de nuevo pero esta vez un poco más fuerte, nada, cuando estaba a punto de irse a dar vueltas por los terrenos de la casa se escuchó un ruido desde el interior de esta.

- ¿Tía Amanda? Soy yo, Liss- ella frunció un poco el entrecejo por lo sospechoso de la situación.
La puerta se abrió unos pocos sentimientos dejando ver parte de un rostro por la abertura.

- ¿Liss? ¿Lissana? - la mujer abrió un poco más la puerta - ¿Eres tú mi niña?- esta vez abrió la puerta hasta él final.

-Sí tía, soy yo- Una sonrisa hermosa, perfecta y pulcra se plasmo en el rostro de Liss.

- O por dios, mi niña - la mujer abrió sus brazos para proporcionar un abrazo a su sobrina que tanto tiempo llevaba sin ver. - Estas hermosa mi cielo, mírate, toda una mujer- su tía pareciera estar cansada pero Lissana sabía de sobra que no era por la falta de sueño, eso hizo que la sonrisa se disipara un poco, de igual manera se mantuvo firme y feliz por el reencuentro.

- Estoy tan feliz de verte, hace tanto no te veo que casi olvido el sabor de tus comidas- bromeó la mas joven de ellas.

- Bueno, eso puede arreglarse. Pasa tesoro- la joven obedeció.

La pequeña casa era acogedora y tenía un vibra estéticamente pulcra, parecía como si un hippie amante de la naturaleza y un albañil que ama el invierno hubiesen decorado el lugar, tenía solo dos puertas, una para el baño y la otra la de la entrada, después una cama para dos en frente de una ventana en la que entraba luz abundante pese a tener las cortinas cerradas y en frente a aproximadamente metro y medio un sofá frente un televisor que reposaba en un mueble de caoba, en el extremo izquierdo de la casa un tacho de basura repleto de botellas de agua vacías y algunas de ellas de ellas en el piso. Miro a su tía y se puso feliz de que siguiera cuidándose pese a vivir lejos de casa, se percató también que no traía zapatos y era comprensible las generaciones pasadas de su familia padecía de euna condición donde en que sufrían dolor en las plantas de los pies, afortunadamente a con el correr de los años y las nuevas generaciones eso ha ido desapareciendo hasta llegar a un punto donde con sólo estar descalzo y un poco de hielo de vez en cuando calama esa dolencia. A parte del hecho de no usar calzado, vestía con un overol de mezclilla y una camiseta recortada con tijeras que dejaba ver su espalda, seguro por la calor y por eso mismo traía el cabello mal recogido con una pinza. A pesar de ser desaliñada no opacada su belleza natural y su figura de ensueño. Su tía era igual de hermosa que su madre y sus hermanas y como destaca en su familia un cabello negro tan oscuro como la noche.

- Siéntate cielo, te traeré algo para que comas, debes estar hambrienta- su tía se dirigió rápidamente a las cocina, saco un,par de cosas de la heladera y otro poco de la alacena. Rápidamente se aproximo a su sobrina con una bandeja la cual contenía una jarra con agua un paquete de sal marina y un bowl con una ensalada mixta. - Sí hubiera sabido que vendrías te habría hecho unas galletas de nuez y algo más elaborado-
Se sentó y tomó el paquete de sal para empezar a verterlo en la jarra con agua.

𝐥𝐥𝐚𝐧𝐭𝐨 𝐚𝐳𝐮𝐥 - 𝐭𝐫𝐮𝐞 𝐛𝐥𝐨𝐨𝐝Donde viven las historias. Descúbrelo ahora