Leid; XVIII

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Querida Leid:

Has vuelto al lugar dónde me viste.

Te has sentado, esperando.

Me he acercado a tí, te he tocado por primera vez.

Al fin, mis manos han tenido el placer de conocer tu suave y tierna tez.

Es triste, yo he disfrutado cómo nunca, acariciándote, y tú, tan solo has sentido una suave brisa.

-Abigäil.

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