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El mundo se vuelve extraño, cada vez siento que ya no logro sostenerme. Es una tortura grande que termina en cansancio físico, dolor de cabeza y las inmensas ganas de llorar.

Siempre ocurre así cada que las emociones más dominantes en mi se calman después de haber llegado a un punto cercano al máximo.

Aveces siento que ya no tengo de donde sujetarme a la vida porque estoy harta de ella. Me e cansado tanto de todo mi sufrimiento y sentir que ya no puedo con el se hace más pesado de lo que es.

Suena terrible, pero si tan solo veo todo con mis ojos tranquilos logro entender que a pesar de todo el daño que incluso me hago siempre hay una lucesita, un pilar que me sostiene con fuerza y no me deja caer por ningún motivo.

Así suplique por un fin, el jamas me a dejado caer en las manos de la muerte a la que estoy buscando, mi niño, mi mejor amigo y compañero; aquel a quien amo con todo mi corazón a pesar de sentirme aveces como el diablo. Mi chico y más grande confidente, aquel que siempre está ahí y me detiene, ese es mi novio.

El siempre me ha acompañado desde que supo que la vida se me va de a poco por mis propias manos, el único que aun me mantiene aquí para disfrutar de cada día y el que siempre intenta alegrarme con una sonrisa por más difícil que sea la situación.

Me siento agradecía por tener a alguien que no me da la espalda y siempre me mantiene viva.

Aún tengo un motivo para mantenerme en pie.

El diario de Dahlia: "Mis silencios" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora