𝐈𝐕. cuentos de hombres muertos

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( capítulo cuatro )

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( capítulo cuatro )

¡Cuentos de hombres muertos!
Noland, el Mentiroso.

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Teevan estrelló el vaso con whisky contra la mesa, sin lograr hacerle el más mínimo daño, era su tercera botella y Norewood parecía haber perdido el sentido común al oler la primera. Terry observó cómo las gotas de alcohol caían por la barbilla de su jefe, a decir verdad le ocasionaba algo de vergüenza ajena, el dueño de la taberna llevaba horas sentado en el mismo lugar, maldiciendo a la misma persona.

La rabia se desbordaba por su mirada cada vez que la imagen de Elara Blomst aparecía en su mente, pues el rumor de que su Ángel Danzante se paseaba por los muelles de Mock Town acompañada de un hombre con tres espadas no tardó en llegar a sus oídos.

Norewood se convencía a sí mismo de que su prometida volvería en cualquier momento rogando por su perdón, ella no iría a ningún lado con esa inmensa deuda como sombra, sabía que de hacerlo moriría en el intento, pero en el fondo de su aturdido pensamiento, algo le decía que los Piratas del Sombrero de Paja volverían a traerle problemas.

—Malagradecida—espetó, vocalizando las palabras con flojera ante la borrachera—. Mi familia tuvo piedad del Viejo Cedric cuando más la necesitaba ¡Le dimos comida, dinero, una identidad! y la perra de su hija nos paga de esta forma. Si tan solo mi padre estuviera aquí…

—Si el señor Norewood estuviera aquí, se arrancaría los ojos, Teevan—contestó el tabernero—. Es más, puedo jurar que ahora mismo se revuelca en su tumba.

—¿Qué mierda, Terry? —exclamó Norewood—. ¡Recuerda que gracias a mí comes, tabernero!

—Dudo que alguien más quiera trabajar para ti, mucho menos ahora que Elara se fue—dijo el hombre sin importancia—. Si consigues a alguien que quiera pasar más de una hora en este lugar; adelante, me iré sin problemas.

BRAVE SOULS ⋆ one pieceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora