CAPITULO 2 - PETITTE

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"PETTITE"

Una niña de campo, hija de un negociante importante de su pueblo, nieta de abuelos franceses pero por padres erradicados en el país. Hija intermedia de la familia, llamada Pettra Legrand por su padre el señor Erasmus Legrand, pero ella odiaba que le dijeran así, con el tiempo llegó a ser llamada por el apodo de Pettite, le encantaba ese apodo y llegó a ser su nombre de pila. Desde pequeña demostró habilidad con los números, llevó una buena infancia siendo criada duramente por la mano de su madre y el suave amor de su padre. "Pettite eres la niña de mis ojos" le decía su padre, con un beso en la frente se despedía de ella y montando su caballo iba al muelle a resolver negocios.

Su madre por otro lado le enseñaba las cosas que necesitaba aprender como señorita, tareas del hogar para lo cual no era precisamente buena, especialmente para cocinar. Las palabras de su madre eran crueles, pero merecidas a su perspectiva. Si no "Petra como vas a hacer cuando te cases?" "Te van a golpear cuando te cases, tu marido y tu suegra te van a ver la cara" le decía mientras le enseñaba a cocinar correctamente. Cuando ya había dominado el arte de cocinar tenía que dominar el arte de dejar limpio lo que ocupaba, lamentablemente nunca pudo dominar esa faceta de cocinar. A menudo su madre le ajustaba unas reprimendas por este asunto. Digamos que no era la mejor organizadora que hayan conocido, pero aprendió a tener una sazón singular, superior e inigualable. 

 Su habilidad con los números generó confianza en su padre para dejar en sus manos una tienda grande que tenía en el pueblo. Comprenderá el lector que para este momento la niña se había convertido en una honorable señorita. Nuestra Pettite era muy inteligente, aprendió a conducir  un camión de su padre para ayudarlo en los negocios, trabajaba a tiempo parcial en una escuelita del pueblo enseñando matemáticas y castellano. Podía organizarse para mantener su trabajo en la tienda y enseñarle a los niños a leer correctamente, sumar y restar, además de buenas costumbres. 

Al crecer se convirtió en una bella dama, hermosa, como su padre la llamaba "Jolie Pettite" admiraba que su "pequeña" ya era una bella dama, alta, con un cabello castaño ondulado hasta la cintura, siempre usaba cintas para atar su melena, cintas de sus colores favoritos, celeste como el cielo y verde como el pasto. Sus mejillas rosadas destacaban el brillo de su juventud, sus ojos iluminados de felicidad al ver a su padre después de una larga jornada de trabajo podían iluminar toda una habitación. Sus pecas se veían hermosas cuando sonreía, muchas veces expuestas al sol, porque no le gustaba estar encerrada en su casa, era más de salir y montar a caballo junto a su papá. 

Tenía una vida feliz, en un pequeño pueblo en la que todos la conocían como Pettite la pecosa, muchas de ellas llegaron a tenerle gran aprecio por como ayudaba a su padre, por el amor que demostraba por los niños y por ser fiel a sus creencias, una muchacha muy centrada, como era la costumbre iba a la Iglesia todos los domingos, se sabía todos los rezos y en muchas ocasiones le pidieron ser catequista, puestos que tuvo que rechazar al ya ser profesora en la escuelita. 

Un día alguien nuevo llegó al pueblo, como es de conocimiento popular, las noticias en pueblos pequeños se esparcen muy rápido. Era un hombre muy bien parecido, de tez blanca y una barba abundante color castaño al igual que su bigote muy bien acicalado y sus cejas sobre un par de ojos verdes con una mirada amable, profunda y cautivadora. Era piloto decían las señoritas que escuchaban a sus padres, alguien que vino a ayudar al riego de tierras, manejaba avionetas y pertenecía al ejército. Un hombre con una educación muy extensa, conocimiento en topología y en hidroponía. Venía de Europa con nuevos conocimientos sobre el control del suelo y mejoramiento agrícola. Un tema que interesaba bastante al padre de nuestra bella Pettite, ya que también era un importante terrateniente del lugar. 

CAMINANDO ENTRE NARCISOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora