Entrenamiento

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Seirin entrenaba como de costumbre, enfocados en mejorar tanto sus habilidades individuales como su trabajo en equipo. Sin embargo, esa práctica en particular era diferente, ya que algunos jugadores de la academia Tōō también se encontraban en la cancha, esperando instrucciones de la entrenadora Riko. La presencia de los jugadores visitantes generaba curiosidad entre los miembros de Seirin, quienes no entendían por qué estaban allí. La única explicación que circulaba era que el entrenador de Tōō había solicitado a Riko que, una vez por semana, se encargara de entrenar a su equipo. Este inusual pedido surgió porque el padre de Riko era amigo del entrenador de Tōō, y ambos exjugadores de baloncesto japonés querían combinar sus estilos y probar algo nuevo.

Inicialmente, Riko se mostró reacia a aceptar la propuesta. Entrenar a jugadores de otro equipo le parecía como regalar las claves de su propio método de entrenamiento, algo que podía perjudicar a Seirin en el futuro. Sin embargo, después de reflexionar detenidamente, vio en la situación una oportunidad. Podía experimentar nuevos regímenes de entrenamiento con los jugadores de Tōō, lo que le permitiría perfeccionar sus técnicas y, eventualmente, aplicar mejoras en los entrenamientos de Seirin.

Mientras Riko decidía cómo manejar la situación con el equipo rival, en el fondo de la cancha había un trío que, lejos de estar preocupado, parecía emocionado de entrenar juntos: Kuroko, Kagami y Aomine. Aunque no habían revelado abiertamente su relación poliamorosa, muchos de sus compañeros ya lo sospechaban. Durante los partidos, tanto oficiales como de práctica, solían acercarse bajo el pretexto de discutir, pero aquellos que los observaban de cerca notaban gestos afectuosos camuflados entre las aparentes peleas.

Ese día no fue la excepción. Los tres se acercaron discretamente, saludándose con alegría sin ser demasiado obvios, para evitar levantar sospechas, y comenzaron a jugar entre ellos mientras el resto del equipo seguía las indicaciones de Riko.

– ¡Aomine! – gritó de pronto la entrenadora, dirigiéndose al as de la Generación de los Milagros. – No porque seas novio de Kuroko y Kagami te vas a librar del entrenamiento que le asigné a tu equipo. ¡Así que ven y hazlo!

Las palabras de Riko causaron conmoción entre todos los presentes. El trío, que había intentado mantener su relación en secreto, estaba perplejo. A pesar de sus esfuerzos por ser discretos, parecía que su situación no había pasado desapercibida.

– Lo sabemos desde hace tiempo – comentó el capitán de Tōō, con tono calmado. – No hemos dicho nada porque su relación no ha afectado su rendimiento en los partidos.

– Pero eso no significa que no les exijamos igual que al resto – agregó el capitán de Seirin. – En la cancha, siguen siendo rivales, y así deben tratarse.

El ambiente en la cancha se relajó tras estas palabras. La revelación, lejos de generar tensión, solo reforzó el compromiso de todos con el entrenamiento y la competencia, manteniendo el respeto mutuo tanto dentro como fuera de la cancha.

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